Loving Vincent

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Loving Vincent": retratando el final de un artista.

"Loving Vincent" es una de esas películas muy difíciles de evaluar. Es una gema, por las características de su realización. Más de cinco años (en algunos sitios de internet, los productores hablan de un trabajo total de casi una década desde la idea original), para generar las pinturas animadas que homenajean al gran Vincent Van Gogh.
Atención que cada fotograma aquí es un cuadro que fue pintado a mano sobre óleo y al que luego se le ha dado movimiento.
Para ser exacto, 125 animadores pintaron a mano los cuadros en óleo y tuvieron que crear 65000 frames sobre 120 trabajos originales del soberbio artista plástico. Pero hay más. Esto que a simple vista parece sólo un evento para una galería de arte, o una instalación sobre la leyenda, es un film, en cierta manera, de intriga y misterio.
No sólo las imágenes hablan sobre la obra del genial pintor, sino que además tenemos un nexo que las une. Un cartero que en los instantes finales de la vida de Van Gogh, tiene que llevar una carta que podría resolver el enigma de su muerte, uno de los temas más controversiales sobre el genial artista. Dorota Kobiela y Hugh Welchman han hecho una cinta... increíble.

Esta asociación entre Polonia y Reino Unido ha funcionado en un aspecto. Pero debo decirles que tengo una sensación ambivalente a la hora del análisis. Me abruma la calidad de la fotografía y la animación. Y me encanta como están al servicio de una historia, y no sólo se detienen a ser sólo instantáneas de la vida de Van Gogh.
La propuesta me parece muy original.

Sin embargo, lo que no siento que funcione en forma efectiva, es la cuestión de esa trama de búsqueda.
Con voces de actores de segunda línea y un guión que sí tiene falencias (se apoya demasiado en los escenarios y eso le quita dinamismo a la propuesta), "Loving Vincent" ofrece algún lado flaco, una vez pasada la fascinación inicial. Como hecho estético, me parece una fantástica realización.
Su atractivo temático, en el buceo por las razones que llevaron a la muerte de Van Gogh, no tanto. Más allá de eso, es una experiencia muy interesante verla en cine. Para el debate. Y para su proyección en museos, también.