Los Increíbles II

Crítica de Mariana Van der Groef - Proyector Fantasma

La vuelta de los súper
Actualmente los superhéroes dominan la taquilla mundial, pero hace quince años la escena era completamente distinta: la primera película del Increíble Hulk (2003) había sido una decepción, la Gatúbela de Halle Berry estaba lejos de ser la Selina Kyle que todos amamos en “The Dark Knight Rises” (2012) y Elektra era un desastre vestido de rojo. Por eso es que cuando aparecieron Los Increíbles (2004), fueron una gran bocanada de aire fresco.

¿Una película de superhéroes producida por Pixar y dirigida por Brad Bird (Ratatouille, El Gigante de Hierro)? Tenía que ser buena.

Y lo fue, pero no sólo porque era de superhéroes, sino porque tenía de todo: grandes secuencias de acción, una buena historia de fondo, un villano obsesivo que nos dejó bien en claro que nuestros ídolos pueden decepcionarnos (y lo harán), un poquito de crisis de los 40, intrigas maritales y mucha unión familiar. Los Increíbles 2 (2018) continúa en esta misma línea.

Esta vez la acción se centra en Helen Parr (Elastigirl, que cuenta con la voz de Holly Hunter), quien tiene que salir a ganarse el pan y a luchar por la legalización de los súper, de la mano de Winston (Bob Odenkirk) y Evelyn Deavor (Catherine Keener), dos millonarios que buscan cambiar la percepción negativa que tiene el público de los superhéroes.

Bob Parr (Craig T. Nelson) debe entonces salirse de su papel de Mr. Increíble y hacerse cargo de la casa: hacer la tarea con Dash (Huck Milner), lidiar con los problemas amorosos de Violeta (Sarah Vowell) y cuidar que Jack-Jack (Ellie Fucile) no prenda fuego todo.

La verdad es que la segunda entrega de Los Increíbles no decepciona: los súper vuelven con mucha más acción de la buena, un gran villano con un poderoso discurso y mucha más unión familiar. Desde lo visual, es realmente impresionante: la secuencia en la que Elastigirl lucha contra el Rapta-Pantallas en una cámara de luces estroboscópicas es impactante.

Sí, Los Increíbles 2 es, definitivamente, una película para ver en familia: muy divertida, llena de humor y mucha acción. Pero a mí parecer, tiene dos grandes problemas:

El primero de ellos es, sin dudas, la apología que hace del maltrato animal.

En una de las escenas de la película, el pequeño Jack-Jack se confunde a un mapache que hurga en la basura con un maleante y decide salir a combatirlo. Se supone que debe ser una secuencia de lo más inocente y graciosa, pero me resulta un tanto irresponsable.

Las películas de este calibre tienen mucha influencia en el público infantil: en el año 2003, luego de “Finding Nemo” se vendieron más de un millón de peces payaso, 90% de los cuales fueron arrancados de sus hábitats naturales. Lo mismo ocurrió cuando se estrenó Harry Potter: el número de lechuzas vendidas para ser utilizadas como mascotas aumentó exponencialmente y todas ellas también fueron sacadas de sus hábitats naturales.

Ya sé lo que están pensando: el problema no son los chicos, sino los adultos que compran a los pobres bichos. Y tienen razón. Pero Pixar y otras productoras de su envergadura deberían ser un poco más conscientes de su influencia y responsables con los discursos que plantean.

El segundo problema que tiene Los Increíbles 2 es Bob Parr.

Como habíamos comentado más arriba, esta vez es a Helen a quien le toca salir a ganarse el pan, por lo que Bob debe quedarse de amo de casa y enseguida nos damos cuenta de que no es un trabajo que le agrade en lo más mínimo: cada momento en que debe ayudar a su hijo con la tarea, o a su hija con problemas de chicos o cambiarle los pañales a su bebé es un suplicio. Cada instante en que Bob tiene que ocuparse de las tareas de la casa es tortuoso. Y cada vez que su esposa lo llama para contarle de sus hazañas, no sólo no se pone contento sino que se enoja porque él lo habría hecho mejor.

Repito: las películas para chicos que tienen la llegada e influencia de Los Increíbles no deberían tomarse a la ligera los discursos que plantean.

A pesar de todo, lo mejor de Los Increíbles 2 es que continúa siendo tan disfrutable y divertida como la primera entrega y sólo por esto bien vale la pena ponerse los antifaces y salir a combatir el crimen con Helen, Bob, Violeta, Dash y Jack-Jack (pero sin lastimar mapaches).

Por Mariana Van der Groef