Los corroboradores

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Copia & Original, la esquizofrénica Historia Argentina

La dualidad es el denominador común para este más que interesante falso documental, debut del asistente de dirección Luis Bernardez, que tuviese su primera presentación en el Festival de Cine de Mar del Plata. Dualidad que se entiende también como recurso narrativo para ampliar dos puntos de vista sobre un mismo fenómeno, originado desde una historia oculta de la “Historia Argentina”, que se extendiera por tres décadas y que como suele ocurrir quedara sepultado en el olvido.

Los Corroboradores, título del film, conectan al público con el pasado histórico, aquel de las primeras etapas donde los conservadores dominaban todo tipo de escenario o arena política. Su carácter de logia, su impronta clandestina por así decirlo, se vincula estrechamente con las élites y una aristocracia que anhelaba convertir la metrópolis en la París del Plata.

Siempre con la mirada puesta en Europa, nunca hacia la periferia continental o tierras adentro, las réplicas arquitectónicas de palacios o edificios de Francia se pueden encontrar aún hoy en las fachadas de algunos espacios del centro porteño y en apariencia eso formaba parte de un plan mayúsculo impulsado por los círculos de poder, entre quienes se encontraban ilustres figuras de la política vernácula como Julio Argentino Roca, Carlos Pellegrini, o intelectuales de la talla de Miguel Cané. Plan que se frustró tras el suceso de la Semana Trágica en 1929 con casi setecientos muertos tras la feroz represión en las calles.

Pero como se dijo anteriormente, el corazón de este relato que mezcla ficción con material de archivo y fotográfico genuino para respaldar una investigación casi detectivesca busca el respaldo de voces autorizadas como Andreé Leonet, Carlos Altamirano, Daniel Schávelzon, Rafael Cippolini, Gabriel Dimeglio entre otros, provenientes del ámbito de la arquitectura, la historia o sociológico. Esas voces se entremezclan con otra voz en off de un personaje, periodista francesa que oculta su identidad y abre la subtrama policial con una sutil referencia al peligro de desaparecer, elemento alegórico que vuelve a utilizar Luis Bernardez al incorporar a la misma trama -y siempre fuera de campo- un tercer personaje, otro misterioso investigador uruguayo, cuyo paradero también se desconoce.

A modo de viaje con pistas, enigmas que la propia periodista francesa debe resolver antes de que sea demasiado tarde, la voz en off más neutral contextualiza con perspectiva histórica las consecuencias de las transformaciones socio políticas, pasando por los golpes de Estado, la llegada del Peronismo y esa nebulosa que se produjo luego del bombardeo del ’45.