Loco y estúpido amor

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Con una impronta romántica pero surcada por momentos irreverentes y descontracturados, formato en el que la comedia estadounidense está incursionando saludablemente en los últimos años, Loco y estúpido amor cumple con algunos de esos postulados. Chispazos que hay que atribuirles a un guionista inteligente y a un dueto de directores con buen pulso para abordar un género mixto y a veces riesgoso. Los cineastas Glenn Ficarra y John Requa supieron ofrecer toques de este espíritu en la desprejuiciada historia de amor gay combinada con fugas carcelarias Una pareja despareja (I Love You Philip Morris). En Loco y Estúpido Amor, que milagrosamente conserva el sentido del título original Crazy, Stupid, Love, narran en cambio tramas amorosas cruzadas que se desencadenan a partir del divorcio de una pareja unida desde la adolescencia y con tres hijos de distintas edades. Con alternativas dispares y a veces sarcásticas y absurdas, el film transita con dinamismo esos vínculos inesperados hasta arribar a un final tan forzado como desopilante. Si bien pudo haber dado para más, estos amores locos y (no tan) estúpidos escapan a las convenciones románticas habituales, y se disfrutan aún más a través de intérpretes como Steve Carell, Ryan Gosling, la formidable Marisa Tomei y el sorprendente pequeño actor Jonah Bobo.