Lo que fuimos

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

La descomposición pragmática

Resulta muy difícil en el cine contemporáneo llevar adelante un proyecto como Lo que Fuimos (What They Had, 2018) porque requiere paciencia y delicadeza, dos características que suelen faltar en casi todo lo que llega a la cartelera global de nuestros días. Sin embargo este debut de la directora y guionista norteamericana Elizabeth Chomko logra balancear los diferentes elementos que conforman un relato coral y así crea un interesante retrato de una familia en franca descomposición debido a que la madre de turno, Ruth (Blythe Danner), padece el Mal de Alzheimer. En esta oportunidad el film evita el enfoque esencialmente atribulado de -por ejemplo- Siempre Alice (Still Alice, 2014) para abrazar en cambio una combinación de lágrimas y risas en un derrotero bien heterogéneo que nos pasea por el sentir de cada miembro del clan y sus distintos dilemas en torno a la situación.

Cuando Ruth, una ex enfermera que se dedicó durante 30 años a la geriatría en Chicago, sale de su casa sola en la víspera navideña, su desaparición alerta al resto de la parentela acerca del empeoramiento de la enfermedad y el sustrato sinceramente imprevisible de su comportamiento, el cual pone en peligro su vida (pensemos en el frío invernal y el mismo riesgo de ser atacada). Su esposo Burt (Robert Forster), un católico prepotente que la quiere con locura y considera que el amor es sinónimo de compromiso firme en las buenas y en las malas, no desea aceptar el agravamiento y se niega a la propuesta de su hijo Nick (Michael Shannon), el dueño de un bar, de internarla en un hogar de la tercera edad para que esté cuidada todo el día, optando por hacerse cargo él mismo a pesar de que el veterano tiene sus propios problemas, léase fallas coronarias que lo llevan a no poder agitarse demasiado.

Nick llama por teléfono a su hermana Bridget (Hilary Swank) para que lo ayude en eso de intentar convencer al anciano no obstante la mujer, que vive en California, cae en la casa de los padres con su hija adolescente Emma (Taissa Farmiga), una joven que está a punto de dejar la universidad porque no se halla en el estudio. Entre un Nick algo cínico que se siente sobrecargado con toda la situación luego de años de velar en soledad por Ruth y Burt y una Bridget que no es feliz en su matrimonio con Eddie (Josh Lucas), un típico burgués aburrido que se maneja más por las apariencias que por la verdad, la convivencia familiar con el Alzheimer dará lugar a roces, discusiones y reproches varios que sacarán a relucir la idiosincrasia cambiante de cada individuo y sus intereses de base como seres humanos. Chomko se impone como una realizadora muy intuitiva que administra desde la sencillez y la franqueza cada secuencia, logrando que la interrelación entre los personajes se sienta siempre natural ya que subraya la impronta tragicómica de la vida y sus vueltas cotidianas.

Tópicos infaltables de todo melodrama de pérdida como la distancia, la responsabilidad, el sometimiento, la culpa, el egoísmo, la desesperación y la dinámica de las relaciones intra clan aquí están en primer plano mediante una historia con un ritmo narrativo ágil -cercano a la comedia- que hasta incluye un semi affaire de Bridget con un ex compañero de la secundaria, Gerry (William Smillie), toda una curiosidad para este tipo de propuestas. Lo que Fuimos, por otro lado, también está sostenida en el excelente trabajo actoral de Forster, Shannon y Swank, a su vez acompañados por unas eficaces Danner y Farmiga, un elenco que en conjunto funciona a la perfección en cada una de las temáticas fundamentales que atraviesan a la película, ya sea que hablemos de la paternidad, el destrato cíclico, la vejez, la ausencia de “chispa” en la pareja o la recurrencia -tan clásica de estos tiempos- a un pragmatismo romántico vinculado no tanto al disfrute con el prójimo sino a un concepto vago de una seguridad social/ estabilidad económica que por cierto nunca llega del todo…