Lino: Una aventura de siete vidas

Crítica de Pablo De Vita - La Nación

Un gato algo previsible

Lino es un muchacho que trabaja como animador de fiestas infantiles disfrazado de gato. Pero gana poco dinero, tiene que soportar las constantes burlas de los chicos y un indudable desdén de los vecinos. Es el clásico antihéroe sin rumbo que harto de su vida decide visitar a un hechicero. Y las cosas de mal pasan a estar peor porque mediante un conjuro pasa a ser un gato de verdad y su lucha añade ahora la necesidad de volver a su forma humana. El interés se va perdiendo debido a una historia demasiado conocida y previsible, aunque la divertida silueta de ese gato en problemas puede ser de atracción para la platea menuda en este émulo de los grandes tanques de animación que, en este caso, no entretiene a los adultos por igual.