Las insoladas

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Una película despareja, que nunca termina de caer por obra y gracia de su elenco.

Diciembre de 1995. Seis amigas, compañeras de una clase de Salsa, se juntan a tomar sol en una terraza y a planificar un viaje de ensueño a Cuba. Protagonizada por Luisana Lopilato, Carla Peterson, Violeta Urtizberea, Marina Bellati, Elisa Carricajo y Maricel Alvarez.

Cuando calienta el sol

Hace un par de años Gustavo Taretto estrenó lo que a mi parecer es una de las comedias románticas mejor logradas del cine argentino contemporáneo: Medianeras. La película se centraba en dos seres solitarios (Javier Drolas y Pilar López de Ayala) que vagan por la ciudad, cada uno con sus problemas, hasta que se da el inevitable y esperado encuentro entre ambos. La cinta logró sobresalir gracias a su original propuesta narrativa y también gracias al buen ojo de su director, quien le prestó mucha atención al aspecto visual y terminó rindiendo sus frutos.

Las Insoladas tiene algunos puntos en común con Medianeras, sea quizás el más importante que ambas están adaptadas de unos cortometrajes filmados tiempo atrás por el propio director. Mientras que en Medianeras esto difícilmente fuera un problema, en Las Insoladas desgraciadamente le juega un tanto en contra.

Para poder entender donde falla Las Insoladas, tenemos primero que entender cual es la intención de un cortometraje. Allí hay poco tiempo para establecer una historia, es por eso que en la gran mayoría de los casos los propios personajes y lo que les pasa son la historia. Y algo debe sucederse a estos personajes para poder finalizar con una suerte de “punchline” o remate. Queda en evidencia con esta película que Las Insoladas es sin lugar a dudas una muy buena idea para tratar en formato de corto (incluso si logran encontrarlo por la web está más que recomendado), pero difícilmente logre trascender cuando se expande a un largometraje de 90 minutos.

Al finalizar la película me quedó una extraña sensación en la cabeza. Sentí que Taretto regaló la primer mitad de Las Insoladas para finalmente enderezar el barco durante la segunda mitad. No es que la primera parte sea un completo desperdicio, de hecho la introducción de los personajes es sumamente divertida. Pero luego de esto la cinta comienza a naufragar en un mar de charlas banales, chistes que se sienten un tanto adelantados de su tiempo (recordemos que la película transcurre durante Diciembre de 1995) y otras yerbas que, cuando está todo dicho, se sienten como un mero relleno para sostener el guión hasta que entra en escena el verdadero conflicto.Ya con el sol y el agobiante calor haciendo estragos en las muchachas, la cosa va tomando otro color. Surge la posibilidad de viajar todas juntas a Cuba, el viaje comenzó como una simple idea pero con el correr de los minutos irá poniendo a prueba la amistad del grupo. Y es recién ahí cuando la película se vuelve interesante, pasado los 45 minutos.

Debemos destacar la gran labor de Taretto otra vez cuidando al máximo el aspecto visual de la película. Los fondos de la terraza están incorporados por computadora y sinceramente eso nunca se nota. También hay un muy buen trabajo del departamento de arte y en la corrección de color, algo que le da a Las Insoladas una estética propia y especial.

Por el lado de las propias “insoladas” lo cierto es que todas cumplen su función como es debido, ninguna llega a desentonar completamente y hay una muy buena química entre todas ellas. Mención aparte merece Violeta Urtizberea quien es sin dudas la que verdaderamente sobresale de todo el elenco. Con mucha soltura y frescura (y también con la ayuda de un personaje muy bien construido desde el guión) es una verdadera revelación y alguien debería darle de una vez por todas un protagónico absoluto en cine!

Conclusión

Las Insoladas es una película que, aunque no llega a funcionar completamente, siempre resulta simpática gracias a la buena labor de su elenco y sobre todo una muy divertida actuación de Urtizberea. Sumando a eso una interesante propuesta visual, quizás quienes tengan el hábito de pasar horas bajo el sol se sientan identificados y le puedan sacar un mayor provecho.