La vida secreta de las mascotas 2

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

LA VUELTA AL PERRO

Si en algún momento Illumination amenazó con convertirse en uno de los estudios de cine animado más interesantes de Hollywood, con demasiada velocidad fue lastrando su valor hasta convertirse en otra maquinaria a repetición de conceptos sobreexplotados. Los minions y las películas de Mi villano favorito son el máximo ejemplo de cómo algo que en un comienzo resultaba original y fresco se fue volviendo pura rutina. Ahora lo mismo ocurre con La vida secreta de tus mascotas, que en su segunda parte pierde mucho del atractivo que había generado el film original y que de manera demasiado explícita se vuelve una leve excusa narrativa sin demasiada complejidad ni gracia. Algo parecido le ocurrió a Dreamworks con la franquicia Shrek, pero en ese caso hubo una interesante decisión de cambiar el rumbo y dedicarse a la comedia y a films menores pero con personalidad.

Con Chris Renaud (uno de los nombres fuertes de Illumination) nuevamente en la dirección -codirigiendo junto a Jonathan del Val- La vida secreta de tus mascotas 2 antes que una película parece tres cortos estirados hasta los límites de sus posibilidades. La película se quiebra en tres historias que tienen lazos comunicantes muy débiles, y si bien eso podría ser hasta una experiencia interesante desde lo narrativo, el relato nunca deja de apegarse a cierta estructura clásica de cine animado con aventuras y humor, más enseñanza incluida. Es decir, más que una apuesta por el montaje paralelo y el juego con la voracidad del cartoon tradicional, lo que se evidencia es la falta de ideas profundas, la aplicación de fórmulas efectistas y la repetición. Por un lado los perros Max y Duke se tienen que ir un fin de semana al campo junto a sus dueños; en otra de las historia el conejo Snowfall (que perdió la rugosidad del villano que tenía en la primera) se calza el traje de superhéroe y se encomienda a liberar al tigre de un circo; y finalmente la perrita Gidget tendrá que hacerse pasar por un gato para rescatar un juguete en el departamento de una anciana que vive rodeada de decenas de felinos. En los tres casos son premisas básicas que sirven para inspeccionar micromundos y elaborar algunas tesis mínimas sobre el coraje, el valor, la amistad y las buenas intenciones. Y si bien en cuentagotas, lo que hace sobrevivir a la película son aquellos momentos de humor genuino en los que se muestra un real esmero por jugar con la comedia.

Si en el prólogo y el epílogo de La vida secreta de tus mascotas 2 hay una intención de reflexionar sobre el vínculo de dependencia entre los humanos y las mascotas, las ideas y la forma de exponerlas se vuelven tan subsidiarias de Toy Story que asusta un poco. Más si descubrimos que ese prólogo y ese epílogo tienen escasa correspondencia con el resto del relato, que son una excusa para justificar cierta estructura dramática y que hasta parecen un micro-relato dentro del relato mayor. De aquella primera parte en la que asomaba la soledad y la alienación a la que la ciudad sometía a los personajes nada queda, pasamos a una segunda entrega donde la aventura y el salir a la calle es pura rutina. Como un paseo apurado y sin ganas para que el perro salga a hacer pis y volvamos a casa para seguir con nuestras vidas.