La última ola

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Electrizante tsunami escandinavo

Este es un raro ejemplo de cine catástrofe, que relata un desastre natural poco común fuera de Escandinavia: el tsunami producido por la fricción entre las placas ubicadas bajo la montaña y entre los fiordos noruegos.

Un geólogo es el encargado de monitorear junto a un equipo de especialistas los signos que da la montaña y, justo cuando se está por mudar junto a su familia desde su hermoso pueblo turístico a una ciudad donde se dedicará a la industria petrolera, las señales empiezan a cambiar como para sospechar lo peor. Pero, como el protagonista está un poco estresado por el cambio de trabajo y la mudanza familiar, sus colegas no se preocupan todo lo que deberían.

Si la situación de un funcionario local o un científico tratando de llamar a una alarma general en un pueblo turístico suena familiar, es debido a que es uno de los recursos más utilizados del género, con ejemplos que van desde "Tiburón" a "Volcano". Lo cierto es que, más allá del cambio de geografía y del tipo de catástrofe, esta película no ofrece variantes muy originales dentro del género.

Pero este gran éxito de taquilla del cine noruego -y primer film escandinavo de cine catástrofe- está muy bien filmado y tiene un muy buen pulso narrativo, sobre todo en la primera mitad del film donde logra acumular tensión a medida que se suman los signos de lo que está por ocurrir. Y la verdad es que los dos actos que se ocupan específicamente de la ola del título (que no tiene nada que ver con el film homónimo de Peter Weir de 1977) son realmente electrizantes, y los efectos especiales para describir una avalancha de agua de 80 metros de altura son muy eficaces.

La historia de los esfuerzos del geólogo y su familia por sobrevivir y reencontrarse luego del desastre no son tan interesantes, pero al menos hay que reconocer que las actuaciones son sólidas y el director Roar Uthaug siempre sabe ubicar la cámara en el sitio apropiado. No es el aporte más imprevisible dentro del género, pero sin dudas logra hacer pasar una hora y media de constantes sobresaltos en medio de paisajes tan bonitos como peligrosos.