La quise tanto

Crítica de Marianela Maidana - A Sala Llena

¿La quiso tanto?

La Quise Tanto es una película que no te deja tanto (valga la redundancia), no te deja ni mucho ni poco. Veamos por qué…

El argumento es sencillo: un hombre llamado Pierre pasa un fin de semana con sus nietas y la perturbada madre de estas. Poco a poco vemos cómo este hombre que resulta tan paternal con la joven madre empieza a tomar valor para contarle su historia de amor, y es en aquella charla que revivirá los recuerdos más importantes de ese amor, el verdadero amor.

La película, con una sinopsis como esa, tal vez abría un camino para que se desarrollaran las mil y una aventuras de los enamorados. Sin embargo, se queda con las posibilidad inconclusa. Acá el amor no enamora y el dolor no conmueve demasiado a los espectadores.

El guión es la adaptación de un libro que ha recibido muy buenas críticas. Pero falla en el traspaso al cine, el argumento queda con poca fuerza. Y creo que a uno no deberían quedarle dudas de que el protagonista “la quiso tanto”.

La película parece dividirse en dos films: en la primera parte es Chloe (Florence Loiret Caille) la que ocupa el centro de la atención. Luego cede ,casi por completo, su lugar a Pierre.

Pierre (Daniel Auteuil) al principio del film se hace querible. Es un hombre tranquilo y desarrolla bien el papel paternal. Pero nuestro cariño irá decayendo a medida que su papel va cobrando importancia con su historia..

Si bien el film tiene un buen comienzo, es decir, con un ritmo que parece que va a ir acelerándose a medida que la trama avance. Esta es una falsa expectativa que nunca es alcanzada. El halo de misterio que nos llena de preguntas al principio del film – y que por momentos parece que convertirán la trama en un film de suspenso- es resuelto repentinamente y la obtención de las respuestas nos son dadas de la peor manera: a través de las palabras de Chloe quien repentinamente nos escupe toda la información dejándonos en claro cuál es su situación y la relación que tiene con el, hasta el momento, coprotagonista.

A partir de allí nos queda claro que en todo momento parece subestimarse al espectador. Todo es lineal y transparente en el discurso de los personajes. Las imágenes sólo subrayan las palabras y a la inversa. La directora parece no haber encontrado el modo de narrar con imágenes. El protagonista dice lo que va a hacer y acto seguido lo hace. No se genera ningún tipo de intriga en el espectador. Se le da “todo cocinado”.

Casi no hay acciones que hagan avanzar la trama. Por momentos existe la esperanza de que la película tome más fuerza con alguna acción, giro inesperado o aparición de algún nuevo personaje. Pero la inacción del protagonista lleva a que nunca se concrete nada y uno tiene ganas de meterse en la película y darle un empujoncito a ese “hombrecito” tan inseguro. Pero no por ser cómplices o compinches de este, sino porque en algún punto resulta irritante tener un protagonista tan pasivo, un protagonista que “no se la juega”.

Lamento decir que no recuerdo ningún momento destacable en el film, tampoco encontré imágenes poéticas o diálogos sobresalientes.

Sin embargo, para darle un puntito a favor, debo decir que es una película que se deja ver. Creo que el primer cuarto de hora es el más atractivo. También me parece que hay varias escenas que quedan elevadas gracias a la música ,aunque las tomas por momentos se tornen largas en un tiempo que parece dilatarse demasiado.

Si bien la cinta no tiene sorpresas, una tiene la esperanza de un final con peso que corone todo el film. Pero vuelve a mí la idea de una adaptación de un libro que resulta fallida.

El final sorpresa nunca llega y la esperanza se desmorona al confirmar aquel presentimiento de que “el final ya estaba escrito”.