La quise tanto

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Cuando el amor logra imponerse

Es una historia romántica sobre el despertar a un amor desconocido, tórrido que surge en la madurez y quizás, por eso parece arrasar al protagonista con la intensidad de un torbellino.

Ocurre que Mathilde tiene una personalidad encantadoramente seductora y más aún si a una chica así, se la conoce en una ciudad tan exótica como Hong-Kong, en la que todo es distinto.

"La quise tanto" habla de los misterios del amor, como se lo ha hecho tantas veces y se seguirá haciendo. Pero lo distinto, quizás, de este filme, es que a través de las confesiones de un suegro a su nuera, puede percibirse la potencia que tiene la narración oral y las imágenes, cuando lo que se cuenta resulta verosímil y tiene el poder del convencimiento.

El filme está basado en una novela de Anna Gavalda, una periodista parisina de clase alta, que publicó su novela "Je L"aimais", en 2002 y transmite una serie de vivencias, que la directora Zabou Breitman, supo captar muy bien y con los recursos cinematográficos necesarios para conmover al público, quizás tanto como lo que ocurrió con el libro, traducido a veintiún países.

LEJOS DE LA CIUDAD

La historia es simple, el hijo de un hombre mayor abandona a su mujer, por otra y la nuera se refugia en la casa de campo de su suegro, con sus hijas.

Ese recluirse lejos de la ciudad invita a que por las noches, suegro y nuera dialoguen, compartan sus desdichas y de lo que el espectador es testigo, es de ese amor que irrumpe en vidas ajenas, con gran intensidad y quizás del mismo modo, hasta con cierto misterio, un día desaparece.

Hay dolor, hay lágrimas, hay desdichas en el que cuenta y en quien escucha, pero más allá de esas reacciones momentáneas, lo cierto es que a cada uno le queda el invalorable recuerdo de lo vivido y el de haber experimentado que en algunos momentos de la vida, se puede percibir algo cercano a la felicidad, a aquello que todos anhelamos.

Zabou Breitman sabe contar bien, elabora con acierto la intimidad de los enamorados y se deja conmover por una equipo actoral sobresaliente, en el que se destaca el siempre eficaz Daniel Auteuil, la bellísima Marie-Josée Croze y la abandonada por su marido Florence Loiret-Caille.