La piel de Venus

Crítica de Lara Vismara - La cueva de Chauvet

FÁCILMENTE EXPLICABLES, DIFÍCILMENTE INEXTRICABLES

“Todos somos fácilmente explicables, pero difícilmente inextricables”, es una de las frases que se repiten en la última película del director polaco, Roman Polanski. La Venus de las Pieles (2013) es una película intensa, confusa y atrapante. Es de esos films que dan lugar a múltiples interpretaciones y juegan con lo psicológico. Sigue fielmente los rasgos característicos de las películas de Polanski, como el humor negro y el lado surrealista de las relaciones humanas, sin embargo es una película muy distinta porque presenta mayor sencillez en el tipo de puesta en escena y el escaso reparto actoral. La historia (y el nombre de la película) está basada en la novela escrita por el austríaco Leopold von Sacher-Masoch en 1870, la cual es una representación de su propia vida y experiencia personal, tratando temas como el amor y el masoquismo.

La historia se desarrolla en un teatro vacío de la Francia actual, en un casting, ante la difícil búsqueda de una actriz que se adecúe perfectamente al papel de la protagonista de la obra. La obra que el director teatral, Thomas (representado por Mathieu Amalric), buscaba llevar a cabo es “La Venus de las pieles” del austríaco Von Sacher-Masoch, pero no encontraba a la actriz ideal que represente a Vanda, la protagonista de la novela. La película comienza cuando él, indignado, esta por volver a su casa después de una larga audición, hasta que llega a las corridas una mujer (Emmanuelle Seigner) que deseaba el papel principal. Curiosamente, la mujer también se llamaba Vanda, muy bella aunque bastante grotesca, desprolija e inquieta. Después de tanto insistirle, ella termina haciendo una alucinante actuación y él, maravillado, continúa la audición solo con ella, y hasta comienza a participar en la actuación de algunas escenas. A partir de aquí la película da un giro, se empieza a entrecruzar el diálogo entre los personajes de la película y los de la novela. Aparecen dos historias simultáneas que se conectan a través de un interesante juego de manipulación y seducción, hipnótico y confuso.

A la hora de definir de qué tema trata la película se nos hace tan difícil a nosotros como espectadores como a los personajes de la película respecto a la novela, ya que ella reniega del sexismo que representa mientras él sostiene que la idea central es la represión de nuestros deseos. Entre toda esta confusión y la diversidad de posibles interpretaciones, se crea un escenario de cuadros dentro de cuadros en el que nosotros también formamos parte.

En fin, se me ha hecho difícil descifrar lo que el director quiso representar con esta enigmática película. Quizás lo que importa, como usualmente lo hacen las obras de cualquier otra disciplina artística, es la interpretación personal del espectador, aunque bien sabemos que en el cine eso es ambivalente. Entonces ¿cuál es el mensaje? Aparecen diferentes temas (en mi opinión, demasiado clichés) como el sexismo, la dominación, el masoquismo, el dolor, la venganza del feminismo contra el machismo, la seducción, la atracción, el placer. ¿Pero realmente es lo que Polanski quiso representar? Si la respuesta fuese afirmativa, hay algo que me hace ruido. En la ambiciosa tarea de querer descifrar el mensaje de esta película, que me pareció mucho más compleja y profunda de lo que aparenta, me detuve en la expresión que da el nombre a esta nota. Creo que todos los temas que se tocan en la película desvían nuestra atención cuando en realidad hay algo estructural que engloba todo aquello. Estoy hablando del ser humano. Pienso que hay un intento de Polanski de problematizar la naturaleza humana a través de esos temas. Cuando dice que somos fácilmente explicables puede estar haciendo referencia a todo ese esbozo científico e intelectual de explicar la conducta humana y sus manifestaciones (en la película se menciona la Sociología un par de veces). Al conocer nuestra realidad y nosotros mismos, vemos que estamos dominados por fuerzas negativas, internas y externas, que vienen de afuera y que, a la vez, son producto de nuestras propias acciones. Pero al afirmar que somos inextricables, difícil de resolver, está problematizando esta cuestión de que, por más que hagamos todo lo posible para conocernos, conservarnos y progresar como sociedad, seguiremos teniendo ese costado negativo, siempre existirá en nosotros esa pulsión que inevitablemente causará daño. Sin entrar en detalle, en la película uno de los dos termina ganando y el otro perdiendo: la desigualdad no deviene en igualdad, sino que se revierten los roles.

De esta cuestión se desprende otra consideración personal con respecto al cine en general: el arte cinematográfico tiene esa potencialidad de sumergirnos en lo más profundo de nuestros pensamientos. Es un logro que una película, además de conectarnos con ciertas emociones, nos lleve a niveles de abstracción más elevados. Hace mucho que no me encontraba con una película de esa naturaleza y, evidentemente, el desafío de Polanski no era mostrar algo que nos resulte obvio y cotidiano, sino algo que va mucho más allá. Una interesante película para pensar y reflexionar sobre nosotros mismos.