La peli de Batato

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

La Reina Batato

Ya desde el trailer de "La peli de Batato" se abren ciertas preguntas como "Es un travesti?" "Es un clown?" "Es un actor?" "Es un poeta?".
Por suerte, los directores Peter Pank y Goyo Anchou no solamente NO se proponen dan una respuesta definida para todas estas cuestiones sino que además abren otros aspectos que se vuelven a abrir sobre si mismos, en un efecto multiplicador que pone el centro de la mirada en Salvador Walter Barea, alias Batato, innegable ícono de un intenso movimiento cultural en la década del '80 -posterior a la Dictadura, pleno inicio de la democracia-, momento en que diversas corrientes artísticas fueron marcando rumbo para las generaciones posteriores.

Nacido en el año 1961 en la ciudad de Junín, Batato decide dejar atrás un doloroso tema en el vínculo con su hermano, y comienza en Buenos Aires una increible transformación, una mutación que dió origen al mito, al artista, a quien fue inscribiendo con su propio cuerpo un lugar indiscutido en el under porteño que explotó intensamente a fines de los '80 y principios de los '90.

Si bien en algún momento él mismo se definió como "clown-travesti-literario" la mirada que le otorga este documental sobrepasa la frontera de cualquier encasillamiento, cualquier etiqueta que se le quiera poner.

Desde "Los Peinados Yoli", su paso por "El Clú del Claun" -del que el documental rescata filmaciones de una delirante versión de "La dama de las camelias"- hasta sus unipersonales y performances en el Parakultural y Cemento y revisitando su "sociedad artística" con otros dos iconos del under de aquel momento Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese, los fragmentos atesorados, rescatados y puestos en valor por los directores, se entremezclan con entrevistas a los protagonistas de la movida de aquel momento, familiares, amigos, compañeros de ruta, compañeros de trabajo, colegas... un enorme collage que permite definirlo de una y de muchas maneras a la vez, dejando el terreno libre para que Batato se despliegue tanto en el recuerdo de los que lo conocieron bien como para gernerar una sorpresa para aquellos que parcial o totalmente ignoraban su intensa obra.

Capaz de vibrar con la misma intensidad con poemas de Fernando Noy o Alejandra Pizarnik, o con textos más innovadores, volcado tanto a la técnica y al estudio del clown como lanzado a la más arriesgada improvisación, mezlcando poesía, danza, teatro, tal como él lo menciona, todos estos aspectos se abren al espectador con el deslumbramiento que producirían un grupo de pavos reales paseándose con sus colas abiertas y coloridas.

No solamente los directores intentan recorrer su trayectoria artística sino que además se nutren de anécdotas de su vida personal, tan intensa e interesante como la otra, con relatos de la mano de Ronnie Arias, Tino Tinto, Fernando Noy, Divina Gloria más la propia visión del mundo que Batato hace latir en una conversación/entrevista con uno de los directores.
Peter Pank toma las riendas de seguir sus huellas, salir a la búsqueda de los recuerdos, hilvana las anédotas y las combina con filmaciones de actuaciones en vivo que confirman seguir teniendo una potencia y una vigencia única: les sigue sobrevolando ese halo de genialidad, de arte al borde del abismo, de transgresión, de entrega.

Y es justamente esa falta de rótulos, ese no encasillamiento lo que hace que aparezcan distintas capas y que durante las dos horas y media que dura el film -de todos modos, evitando algunas reiteraciones, la duración podría hacer sido algo menor- el interés no decaiga en ningún momento ni se pierda el eje central del documental.

"La peli de Batato" es un testimonio, un retrato esencial de una década de una explosión artística completamente innovadora en donde Batato fue un exponente fundamental y necesario, cuyo perfume se sigue sintiendo aún hoy... hoy como siempre.