La mula

Crítica de Manuel Germano - Ociopatas

A sus 88 años, el legendario actor y cineasta, Clint Eastwood, sigue activo y construyendo la recta final de una carrera tan extraordinaria como extensa. Fatigado y algo cansado, Eastwood dedico los últimos años de su filmografía a ejercer solo como director, siendo “Gran Torino” (2008), su última pieza como protagonista (ya que “Curvas de la vida” del 2012, no es de su autoría).

Inoxidable e incansable, Eastwood consiguió en 2018 estrenar dos films. Para muchos “15:17 Tren a París” es uno de los pocos tropiezos de su carrera. La segunda, estrenada a finales de diciembre en Estados Unidos, y a principios de enero del 2019 aquí en Argentina, es “La mula”.

Esta nueva pieza nos trae de regreso a Eastwood en su faceta de director-actor, algo que no se repetía en 10 años. Y lo acompañan secundarios como Bradley Cooper, Taissa Farmiga, Laurence Fishburne y Dianne Wiest.

El realizador oriundo de San Francisco, California, volvió a reunir al guionista Nick Schenk (“Gran Torino”) para que desarrolle un libreto que tuviera como puntapié la noticia publicada en los años 90’ en el New York Times, sobre un anciano que trabajaba como mula para un cartel de drogasmexicano.

Sentando esas bases, “La mula” narra como Earl Stone, un octogenario en quiebra, obtiene un trabajo sencillo que solo requiere conducir largos tramos para entregar unos paquetes. Sin saberlo, se transforma en un traficante de drogas poderoso.

“La mula” es su largometraje número 38 como director, y se siente como lo que es: una despedida. No sé si volveremos a ver a Clint Eastwood como actor una vez más, de hecho, tuvieron que pasar 10 años para que eso ocurra. Earl Stone es una proyección de los ideales y de los personajes que el propio Eastwood encarno durante toda su carrera. Se lo ve como un cowboy agotado, viejo, con arrugas y con errores del pasado que intenta remediar o al menos cerrar de la mejor manera.

Clásica, elegante, pausada y reflexiva, “La mula” explora el advenimiento de un mundo nuevo, los pliegues de un pasado que siguen impactando en Earl Stone, y las cuentas pendientes de una vida ardua con puntos altos y bajos. En fin, un retrato extraordinariamente monumental sobre el ser humano, el paso del tiempo, y la vejez.

Es muy simple la trama de “La mula”, pero es esa sencillez la que la hace enorme como film. Clint no necesita de dificultosas formas y métodos para llegar a lo que quiere contar: Hace parecer fácil, lo difícil.

A lo largo de su carrera, Clint Eastwood ha ido ahondando y trabajando en similares conceptos. Su personaje de hombre reacio, patriota, con valores antiguos y cuya familia desprecia, se ha idoactualizando y perfeccionando. Con “La mula”, se permite cerrar ese círculo perfecto.

Perfectamente se podría decir que la película es algo así como una especie de road movie. Earl Stone se la pasa en la ruta, conduciendo, y en esos parajes que va efectuando cierra sus cuentas pendientes y reflexiona sobre el nuevo mundo.

El film se divide en tres tramas, la primera aparece de a ratos y es la de la familia del protagonista, la segunda son las entregas de droga que debe efectuar para el cartel mexicano (esa es la que claramente abarca más), y la tercera es la investigación policial liderada por el personaje de Bradley Cooper. La primera y la segunda están bien alternadas, porque los viajes en ruta sirven como momentos de introspección que funcionan para que el personaje se vea impulsado a reconocer sus errores. La que es un poco blanda es la investigación policial, no del todo desarrollada, pero si necesaria para darle un efectivo cierre a la historia y para, de paso, hacer visible los contrastes y la discriminación de buena parte de la sociedad norteamericana para con los mexicanos (la escena de la detención al conductor, es una muestra clara).

Como siempre, no hay excesos, no hay grandilocuencia, no hay subrayado. Clint Eastwood construye una perfecta radiografía de la vejez, y un nuevo testamento personal para que lo recordemos por siempre. 88 años a pura vigencia. “La mula” es otro extraordinario regalo que se ubica como lo mejor que filmó desde “Gran Torino”. Gracias por tanto cine, Clint.

Calificación: Excelente.

Fabio Albornoz (@fabioalbornoz)