Mujer Maravilla

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Mujer maravilla: una mirada feminista en el mundo de los superhéroes

Hay dos cosas positivas para decir sobre Mujer Maravilla. En principio, que es mejor que las anteriores películas del denominado Universo extendido de DC Comics (tampoco hacía falta demasiado tras las flojas El hombre de acero, Batman vs. Superman y Escuadrón suicida), y que tiene como directora y protagonista a sendas mujeres con una mirada feminista que le viene muy bien al testosterónico género de los superhéroes.

La película de Patty Jenkins (Monster: Asesina en serie) con Gal Gadot propone un ambicioso viaje temporal y geográfico: arranca en el museo parisino del Louvre en la actualidad y de allí nos transportará al pasado a una isla de la Antigua Grecia donde reinan las amazonas, para luego saltar a la sangrienta Primera Guerra Mundial.

La heroína en todos esos ámbitos y épocas será, por supuesto, Diana Prince, a quien primero veremos de niña, luego de preadolescente y finalmente ya de adulta en la piel de Gadot en esa isla habitada íntegramente por mujeres. Mientras su madre, la reina Hipólita (Connie Nielsen), trata de mantenerla lejos del entrenamiento militar, su tía Antiope (Robin Wright) la apoya para que se forme en el arte de la lucha con la idea de que en algún momento pueda enfrentar a Ares, hijo de Zeus, dios de la guerra y principal enemigo de la raza humana.

La sorpresiva aparición en ese ámbito y en ese tiempo de un piloto y espía estadounidense interpretado por Chris Pine le permitirá a la joven Diana descubrir no solo que existen hombres en el mundo sino también otras historias y conflictos, por lo que pronto la veremos con su escudo, su lazo y su espada saltando entre las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

Si las vueltas de tuerca que propone el guionista lucen en principio entre absurdas y forzadas, Jenkins y Gadot logran contar la historia del personaje, exponer sus características psicológicas y sus habilidades físicas con oficio y convicción. Hay algunos planos en que Gadot se parece bastante a Lynda Carter, protagonista de la popular serie televisiva de la segunda mitad de la década de 1970, pero está claro que esta película no está dirigida a adultos nostálgicos sino a los adolescentes que hoy son el target preferido y la clave del éxito de cualquier película de superhéroes.

Con menos guiños, menos cameos y menos preocupaciones por dejar abiertas cuestiones a desarrollar en futuras películas, Mujer Maravilla surge como una propuesta más clásica y fiel a su origen de cómic. Con eso, con su despliegue visual y buenas coreografías, alcanza para que DC levante la puntería y pueda ver el futuro de sus superhéroes con mayor optimismo.