La maldición de la llorona

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Se queda a mitad de camino a la hora de posicionarse dentro de éste universo expandido de terror. Actuaciones mediocres y sustos a cuenta gotas son las principales características de esta peli que logra ampliar la franquicia pero de una manera efectiva.

Vivimos en un época donde, en el cine, es muy difícil pensar en sólo una película por parte de un realizador o un estudio. Desde un tiempo a esta parte, tomando como base el éxito rotundo del MCU, la industria cinematográfica ha tomado la posición de “exprimir cada centavo” (gracias Simpsons), donde todo film puede tener varias secuelas, precuelas y spin-offs. Claro que si tomamos como premisa la contundente “victoria” de Marvel Studios para con el resto, hay que tener en cuenta la solida base con la que comenzó y el excelente desarrollo de personajes, previo a los grandes eventos en conjunto. Aún así muchos de estos universos no han sabido llevar la presión y responsabilidad de concretar un producto que sea de calidad asegurada. Como ejemplos más claros podemos ver al fallido Dark Universe de Universal y el ya aparentemente extinto Universo Expandido de DC, quienes parecen haber dado en el clavo desarrollando films que exploren personajes de forma individual. En el medio de estos dos polos, se encuentra el universo de terror creado por James Wan que tiene como piedra angular a El Conjuro (The Conjuring, 2013) mejor conocido como Warrenverse. Esta franquicia ya cuenta con una secuela del material original (2016), otra que esta en camino (2020) y varios spin-offs como Annabelle (2014) y La Monja (The Nun, 2018). Dentro de este grupo de películas que parten de la cinta de 2013 ahora llega La Maldición de la Llorona (2019), un film que explora la famosa leyenda urbana y que, una vez más, vuelve a expandir este basto y, aparentemente, interminable universo de terror.

Esta película, dirigida por Michael Chaves, cuenta la historia de Anna Tate-García (Linda Cardellini) una agente de servicios sociales que se dedica exclusivamente a los casos relacionados con la violencia y el destrato infantil. Ella, quién acaba de perder a su esposo, es el único sostén de sus hijos Chris (Roman Christou) y Samantha (Jaynee-Lynne Kinchen) y actualmente está sintiendo el peso que esto conlleva. Pero los problemas van a empezar a multiplicarse exponencialmente cuando, luego de un severo caso de aparente violencia domestica, una malvada entidad denominada “La Llorona” empezará a acechar a los hijos de nuestra protagonista e intentará apropiarse sus almas. Anna deberá rastrear desde donde viene esta entidad y encontrar la forma de que este espíritu maligno deje de acecharlos para lograr proteger a sus seres queridos.

Aunque las películas de esta franquicia estén bien consideradas dentro del género del terror, la realidad es que salvando algunas entregas las calidades de ellas van variando. Teniendo a El Conjuro como su mejor referencia y a La Monja como la peor, esta nueva película navega por el medio de ellas. Sin dudas lo mejor que la película otorga es la posibilidad de explorar esta fábula o leyenda urbana mexicana, que si bien ha sabido expandirse y re-imaginarse a lo largo y ancho en cada cultura, la transposición de ésta a la gran pantalla, ayuda a que se visibilice las costumbres de esa región. El guion es sencillo y bastante regular, no solo no tiene ningún giro inesperado sino que además se torna bastante aburrido y previsible. Por momentos roza los lugares comunes con demasiada frecuencia y termina siendo bastante ingenua y muy poco arriesgada. Si se podía destacar algo de las películas previas de este universo era que sus films provocaban miedo, obviamente eso es bastante subjetivo para cada espectador, pero en éste último film no hay señales de ese terror en casi ningún pasaje salvo por aquellos momentos donde la música y la imagen se mezclan para provocar los famosos jump scares. Algo realmente destacable es el aspecto estético, que si bien el film no tiene una cinematografía sobresaliente, hay planos que toman la puesta en escena de cierta manera que producen asombro de lo bien logradas que están.

En cuanto a las actuaciones no se ve nada deslumbrante, quizás los que más sobresalgan son Linda Cardellini y Raymond Cruz. La primera, obviamente cuenta con la responsabilidad de ser la cara visible del film y está casi siempre en pantalla, pero ya siendo por la construcción de su personaje desde el guion y de su labor un tanto sobre actuada, no se logra empatizar con ella. Cruz, a pesar de tener un papel secundario y contar con momentos realmente absurdos, tiene la notable capacidad de sacar a flote el último acto solo con su presencia. Mayoritariamente utilizándolo como descarga de tensión, el actor cumple a la perfección con su labor y logra consolidarse como uno de los mejores del elenco.

La Maldición de La Llorona no llega a ser material destacable dentro del Warrenverse pero es muy probable que en la taquilla pueda recaudar lo suficiente como para lograr una secuela. Las puertas han quedado más que abiertas para ello y teniendo en cuenta la época en donde nos encontramos, es bastante probable que así suceda.