La luz incidente

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

El director de El otro y Sólo por Hoy, Ariel Rotter, estrena su última película, el drama de época La Luz Incidente.
La luz incidente de Ariel Rotter, con fotografía de Guillermo Nieto, está filmada en blanco y negro, de manera elegante y con encuadres y travellings cuidados. Sigue principalmente a su protagonista, una Luisa interpretada de manera sublime por Erica Rivas. Luisa sigue en duelo de una pérdida que la dejó a cargo de sus dos hijas pequeñas. Pero ella debe rehacer su vida, todo a su alrededor indica que tiene que encontrar la forma de reinsertarse.

En su casa sólo hay presencia femenina. Ella, sus hijas, la señora que ayuda en la casa y su madre, la abuela de las niñas, y quizás su amiga. Luisa intenta lidiar con lo que le queda como puede, a su tiempo, poco a poco. Es una mujer de clase alta, vida acomodada, pero no por eso puede permitirse, especialmente en esa época y ante esos ojos, afrontar lo que le queda sola.

Cuando en una fiesta, en la que no quiere estar, conoce a un hombre que tampoco quiere estar ahí, Luisa, de manera tranquila siempre, y apoyada por los consejos de las señoras, comienza a hacerlo entrar en su vida.

Pero este hombre (interpretado por el ascendente Marcelo Subiotto) rompe con esa aparente tranquilidad, con esos tiempos aletargados. Ernesto, el personaje en cuestión, se presenta como una opción saludable e ideal, lo que ella se supone que necesita. Es incluso quien brinda un poco más de frescura y cierta comicidad en algunas partes del relato. Pero su ansiedad lo lleva a presionar a Luisa para tomar decisiones de suma importancia rápidamente.

Erica Rivas interpreta a un personaje de pocas palabras, muchos silencios, una mujer muy contenida que por dentro seguramente grite y llore. Una mujer cuya simple mirada expresa sentimientos como tristeza, miedo o incluso enojo o descontento.

El trabajo de arte de la película es destacable, uno no se da cuenta inmediatamente que está en otra época, porque la recreación es de manera sutil. Sutil, palabra que define perfectamente a La luz incidente, no hay nada sobre explicado, subrayado, las cosas fluyen a su tiempo.

No obstante, la película se queda un poco estancada hacia el último tercio, da la sensación de que no termina de desarrollarse, y a la larga termina encontrando su mejor recurso en lo visual, faltándole un poco de profundidad al relato. Es bella, muy bella a nivel visual especialmente pero también sonoro, está muy bien actuada pero da la sensación de dejar mucho en la superficie.

Una película sobre el duelo, sobre la pérdida del amor, sobre una recomposición que a veces toma más tiempo del esperado, vacíos que no se pueden llenar. Un film sutil, delicado, elegante, hecho de silencios y gestos principalmente, y por lo tanto más sugerente que otra cosa. Eso es La luz incidente.