La helada negra

Crítica de Roger Koza - Con los ojos abiertos

La existencia en los pueblos desconoce la aceleración hipermoderna y el estímulo permanente de la vida cosmopolita; la presunta bonhomía de los habitantes de Valle María es indesmentible, como también la manifiesta austeridad simbólica que gobierna sus días. La llegada de una joven hermosa cambiará un poco la repetición rural y conjurará los efectos de la helada negra. ¿Una santa? En ese contexto supersticioso asoma el ethos de un pueblo de inmigrantes oriundos de una Europa decimonónica y rudimentaria: las carreras caninas, los bailes tradicionales, el trabajo de campo y una difusa religión cristiana llenan el vacío cotidiano, que Schonfeld, nacido en esa región que conoce de primera mano, registra y a su vez enrarece a través de varios fundidos misteriosos y algunos planos coreográficos notables.