La guarida del lobo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Un nuevo trabajo de Alex Tossenberger llega a salas locales. Cineasta preocupado por mostrar el impacto de la naturaleza y la responsabilidad en su cuidado, vuelve a rodar en Tierra del Fuego, lugar áspero y fértil para historias de encuentros e introspección.
"La guarida del lobo" nos presenta la historia de Vicente (Gastón Pauls), un inversionista que un poco perdido (en todo sentido) en la vida, ha sufrido un accidente en un valle de montaña en Ushuaia y es rescatado por Toco (José Luís Gioia). Este hombre es un típico habitante de esos terrenos: tiene habilidades únicas para ese tipo de vida.
Contrastan con el modo de vida que tiene Vicente, y él rápidamente se da cuenta que para agradecer el gesto de cuidado que tuvo Toco con él. La propuesta será entonces que el visitante comenzará a aprender manejo de trineos (su tobillo no se recupera rápidamente), y forjará una vinculación con quien dedicó su tiempo a su cuidado, profunda e interesante.
Todo este aprendizaje será mutuo, y cada uno se enriquecerá con ese poderoso intercambio. Un hombre de ciudad, plenamente tecnologizado, y un sujeto criado y pragmático que vive en un clima helado y agresivo. Dos perfiles distintos que pueden convivir, y pueden generar una cultura de colaboración distinta. Unica.
La relación con los perros es muy importante y el respeto por el ambiente y el cuidado, se señala con claridad. Tossenberger aprovecha a fondo el paisaje, pero pone en cada personaje una carga de humanidad profunda y honesta. Potente. Pero este proceso será interrumpido por alguien que intentará alterar esa paz (Víctor Laplace) al querer comprar los terrenos que posee Toco.
Vicente y su cuidador tendrán entonces un desafío para resolver, a la hora de resolver la delicada cuestión. Toco le dice a su nuevo amigo en un momento: "No está cansado de la vida que lleva allá, agobiado...?" Y eso resume un poco la esencia de la cinta. ¿Cuánto nos hemos alejado de la naturaleza?¿Qué poco valoramos ese contacto íntimo con ese marvilloso medio?
La cinta intenta explorar esa cuestión, en el marco de una historia, previsible y con ciertos desniveles narrativos (vemos venir algunas definiciones temprano, promediando el film), pero es destacable su valor por el lugar donde se rodó y el espíritu puesto en la labor. Gioia hace un gran papel.
Sorprende con su ternura y su carisma compensa todo lo que necesita para llevar adelante su rol. Pauls también hace lo suyo, más cerca de lo que le conocemos como su habilidad natural. Ellos sostienen la intensidad con una conexión fluída, que se complementa en la segunda mitad, con apariciones de Laplace, quien también suma su oficio para dar altura dramática a un conflicto que atraviesa la trama hacia su cierre. Todos los rubros técnicos son austeros pero correctos, destacándose la fotografía, sin dudas.
En definitiva, "La guarida del lobo" es una película sólida y un avance en la carrera de Tossenberger. Una ficción que tiene cierto peso propio en el corazón de su propuesta.