La favorita

Crítica de Nicolás Ezequiel Barak - Cuatro Bastardos

La favorita: Surrealismo y locura en Inglaterra.
Yorgos Lanthimos da el primer golpe sobre la mesa en Hollywood con su nueva película llamada “The Favourite“. Esta historia ya cuenta con 10 nominaciones para los Oscars y finalmente este jueves estrena en Argentina. ¿Es tan buena como la industria dice?
La historia cuenta, con una particular mezcla de realidad y ficción, la vida de la Reina de Inglaterra en los comienzos del siglo XVIII. Este punto de inicio parecería indicar que veremos un drama de época centrado en la política internacional que tenía el reino frente a las distintas guerras, y aunque esto está presente en el film, se entremezcla directamente con situaciones salidas de la comedia más surrealista. La mezcla de géneros termina dejando estas decisiones políticas de época como una subtrama, dándole prioridad a la relación entre las tres personajes protagonistas y su contenido bizarro.
Primero y principal, es clave recordar quién es el director griego responsable de esta película. Yorgos Lanthimos viene de dirigir películas realmente interesantes y sólidas, pero que no contaron con el éxito comercial, como “The Killing of A Sacred Deer” o la recientemente añadida a Netflix, “The Lobster“. Sus historias estaban caracterizadas por ser crípticas, con mensajes mucho más allá del primer visionado y con ideas sobre la justicia, el amor o la culpa, escondidas en la trama. Esta complejidad podía resultar algo pedante para el espectador tradicional, y es por eso que en este nuevo proyecto, el griego busca, y logra con creces, mantener su estilo simbólico al mismo tiempo que cuenta una historia más convencional y simple. Este balance termina siendo la piedra fundamental de todo el film y la principal responsable de su éxito artístico y comercial.
Este nuevo estilo de Lanthimos no es invisible ni busca serlo. Su puesta de luces, sus movimientos de cámara y su propuesta estética entran por los ojos y son extremadamente bellos y curiosos a la vista. El balance antes mencionado es claramente notable en su fotografía, que varía constantemente desde planos cerrados donde solo aparecen las caras de los personajes a lentes conocidos como “ojo de pez” en los cuales se deforma toda la imagen y se pierden las distancias. Cada cambio de estilo dentro del film tiene su correspondiente justificación narrativa, pero si hay algo que resalta ante cualquier análisis es la trinidad actoral protagónico.
Las actrices principales de la película son Olivia Colman haciendo de la reina Anne, Emma Stone interpretando a la sirviente Abigail y Rachel Weisz personificando a la mujer de confianza de la reina, Sarah. Toda la historia y el resultado final de la misma termina pivotando en el excelente nivel que demuestran estas actrices en cámara. Cada una de ellas, a su manera, se convierten en sus respectivos personajes en una categoría más que sorprendente y todo el peso dramático termina potenciado por ellas. Es ahí también cuando se comprende realmente el excelente nivel manejado desde el guión, con la presencia de no simples caricaturas de época, sino de personajes realistas, humanos y que se alejan de cualquier concepto cliché como “el bueno y el malo”. Son grises en el buen sentido de la palabra.
Finalmente, hay que destacar sin lugar a dudas el excelente uso del sonido en el film. La música se usa continuamente para jugar con la mezcla entre lo bizarro y lo realista, insistiendo y reiterando la importancia del balance en toda la propuesta. Puede sonar una orquesta en un momento extraño, o un silencio en un momento relevante, y todas estas decisiones están perfectamente tomadas desde el primer momento.
En conclusión, La Favorita es una película formidable, redonda y definitivamente satisfactoria, que reúne todos los elementos previos del director griego y los junta con una excelente artesanía. Sus dos horas de metraje funcionan a la perfección, y aunque podría haber durado un poco menos, en ningún momento resulta aburrida o pesada. ¿Será esto un punto y a parte en la carrera de Yorgos Lanthimos y su puerta de entrada a la industria? Esperemos que si, porque su cinematografía, a veces comparada con el estilo de Stanley Kubrick puede ser la respuesta a esta aparente falta de mensaje en el cine comercial moderno y, en consecuencia, la tan esperada trascendencia del cine hacia la difusión del arte. Larga vida al surrealismo.