Kryptonita

Crítica de Agustín Llanos - Madzine

Es dificil pensar en una adaptación cinematográfica de los cómics de DC, si tenemos en cuenta la gran importancia que tienen sus personajes en la cultura pop mundial. Creo que hoy en día no hay nadie que no conozca a los personajes de Batman, Superman, Flash o la Mujer Maravilla. Podemos tomar como ejemplo a Superman: Regresa, película de 2006 que a pesar de tener un gran director, actores y una alto presupuesto, hizo agua por todos lados.

Sin embargo acá estamos, en Argentina en el 2015. Mientras que por un lado se estrena el tráiler final de ‘Batman V Superman’ con su grandes explosiones, sus grandes monstruos y sus grandes actores, acá se estrena Kryptonita del director Nicanor Loreti. ¿Como haces para comprar estás producciones? Fácil, no lo haces. Estamos hablando de diferentes ligas. Estamos hablando de comparar Hollywood y sus producciones de más de $200 millones de dólares, con esta que seguro no superó los $10 millones de pesos. Y creo que eso es lo que le da aún más mérito a Kryptonita, por cómo está realizada, contada y dirigida.

Pero empecemos primero a contar de qué se trata.

El Tordo es un doctor que trabaja como “nochero” en un hospital, cubriendo los turnos de noche de otros médicos a cambio de un poco de plata, junto con una enfermera veterana llamada Nilda. Una noche como cualquiera, un grupo de personajes variopintos entran en la sala de emergencias, cargando a su líder que se encuentra al borde de la muerte. De a poco vamos descubriendo que esta banda no es un grupete más de delincuentes, sino que tienen ciertos poderes y habilidades especiales que los hacen únicos en el mundo. Ellos deberán sobrevivir la noche, esperando que su líder no muera, mientras que afuera del hospital los espera la policía, lista para atacar.

La premisa de esta película, basada en la novela homónima de Leonardo Oyola, es la de que hubiera pasado si la nave de Superman, proveniente del planeta Kriptón, no hubiera caído en Smallville, sino en el conurbano Bonaerense. De esta forma su nombre no se convierte en Superman, sino en Nafta Súper. Esto pasa con todo el resto de los que originalmente serían los otros miembros de la Liga de la Justicia: La Mujer Maravilla es Lady Di, Linterna Verde es Faisán, Flash es Ráfaga, Batman/Bruce Wayne es El Señor de la Noche/Federico, el Detective Marciano es Juan Raro y Cuñataí Güirá es la Chica Halcón. También tenemos la posibilidad de ver a Peter Capusotto interpretando al Guasón, y a Sebastián De Caro como el detective Gordon.

Debo confesar que ya había leído el libro de Oyola y me había gustado mucho la adaptación de los personajes a Argentina, y me sonreía cada tanto al encontrar ciertos detallitos muy bien transformados a un tono más sudamericano, pero más en particular, argentino. Este Superman no es este tipo perfecto, es un ladrón, un asesino, pero de buena naturaleza, una especie de Robin Hood con un código moral un poco retorcido. Lo mismo va con todos los personajes, sabemos que son “maleantes”, pero que son buenos, y uno empatiza con eso, y con su esperanza de que todo vuelva a estar bien.

La acción principal sucede en el hospital, pero con los recuerdos de los diferentes personajes vamos explorando sus orígenes, en una especie de flashbacks presentados de una forma super-comiquesca, casi o muy parecida a lo presentado por Sin City en 2005, salvo que un poco más colorido.

Las actuaciones fueron algo que me sorprendieron mucho, y se sintieron muy reales. Yo sinceramente no soy muy fanático de las actuaciones del cine argentino, ya que siento que la mayoría no están bien interpretadas, y me parecen patéticas y totalmente falsas. Aunque esto también es en parte culpa de los diálogos que les proveen a los actores. Sin embargo, acá logran convencer, haciéndonos sentir la soledad y los problemas de una sociedad que está atada con alambre y podrida por todos lados. Y eso que estamos hablando de una adaptación de una adaptación de un cómic, lo que me parece brillante. Decepcionó un poco el Guasón de Capusotto por el poco protagonismo que tiene, y Sebastián De Caro que parecería que está ahí sólo por el hecho de ser quién es y no porque tenga alguna capacidad actoral.

El ritmo que consigue el director, las tomas, y la música sintética hacen que la película pase volando (igual, dura sólo 1:20), mezclando acción, comedia y drama en partes iguales. Me gustó, la disfruté, y me sorprendió. Sin embargo tal vez el público que no sigue los cómics o las historias de DC, no comprenda muchos de los detalles que forman esta historia, y tal vez se podrían perderse de mucho de la trama.

Puntaje: 9 – Grandes actuaciones y una gran dirección hacen que esta se convierta en una de las mejores películas argentinas del año.