Jóvenes titanes en acción

Crítica de Alejandro Turdó - EscribiendoCine

Jóvenes superhéroes deconstruídos en acción!

Quienes tengan más de 14 años -y poco interés por los dibujos animados contemporáneos- probablemente no tengan ni idea qué és Los Jóvenes Titanes en Acción (Teens Titans GO!), la serie que ya lleva 5 temporadas en Cartoon Network y conforma la segunda iteración animada del grupo juvenil de DC en la pantalla chica. Robin, Starfire, Chico Bestia, Raven y Cyborg son el quinteto adolescente que pasa más tiempo debatiendo cuál es la mejor comida chatarra, cómo hacer los quehaceres domésticos utilizando superpoderes o la mejor forma de pasar un domingo haciendo fiaca en el sillón. Nada más alejado del relato clásico heroico con un villano de turno que es vencido al final de cada capítulo y nos deja alguna moraleja aleccionadora. Si Seinfield en los 90s fue llamado “un show sobre nada”, lo mismo aplicaría para Los Jóvenes Titanes en Acción: una serie de superhéroes sobre nada. Justamente en esa espontaneidad al servicio del gag y el chiste tonto se encuentra el núcleo de Jóvenes Titanes en Acción: La Película (Teen Titans GO! To The Movies, 2018), el primer largometraje animado de la serie.

Probablemente el mayor desafío del film radique en trasladar a la pantalla grande ese humor anárquico y delirante de una serie donde todo puede pasar y no hay un solo patrón fijo. Podemos decir que el objetivo se consigue de muy buena manera, mientras combina esos chispazos graciosos con un conflicto central que justifique 88 minutos de duración: Robin está cansado de no ser tomado en serio y esta obsesionado con que los grandes estudios hagan una película sobre él. Para lograrlo, el equipo llega a la conclusión de que hace falta un gran villano, y es aquí donde entra en escena Slade (mejor conocido como Deathstroke, con la voz original de Will Arnett) una mente maligna que planea controlar a todos los integrantes de la Liga de la Justicia para dominar el mundo. En medio de este conflicto central tendremos númerosos momentos musicales, chistes internos del universo superheroico y cameos inesperados.

La dupla de directores Aaron Horvath y Peter Rida Michail hacen de la ruptura constante de la cuarta pared una herramienta de deconstrucción sobre aquello que implica ser un superhéroe y la saturación de este género dentro de la industria cultural, cinematográfica y comercial a nivel global; nunca nadie se atrevió a poner en boca de un personaje declaraciones como “Hoy día todos los superhéroes tienen una película”, una suerte de crítica al sistema desde dentro del sistema. Este tipo de lecturas múltiples son las que convierten a aquello que parece una simple película animada para chicos en un vehículo que sirve para otro tipo de declaraciones.

Como en todo film animado, la voces originales suele ser invitados de lujo y esta no es la excepción: Nicolas Cage se da el gusto de ponerle la voz a Superman (muchos recordarán su fallido proyecto noventero junto a Tim Burton llamado Superman Lives), Kristen Bell da vida a una directora ambiciosa y Jimmy Kimmel hace lo suyo con el mejor detective del mundo, claro hablamos de Batman. A pesar de contar de antemano con un estética original inconfundible, ciertos pasajes se animan a utilizar distintos tipos de animación que logran un rango mucho más interesante para el desafío que plantea la pantalla grande.

Respetando el humor espontáneo y el espíritu musical del material original, Jóvenes Titanes en Acción: La Película es un producto con el ingenio suficiente para entretener a los más chicos, compartir miradas cómplices con la audiencia más adulta y por el mismo precio dejarnos alguna que otra reflexión interesante sobre la importancia de los lazos de amistad y qué significa ser realmente un héroe con todas las letras.