John Wick 3 - Parabellum

Crítica de Alejandro Turdó - A Sala Llena

En la mira de los asesinos.

Si alguien nos hubiese dicho hace casi 20 años que la saga más popular de Keanu Reeves no iba a ser Matrix, seguramente nos hubiésemos reído en su cara… y mucho. Con Sin control (John Wick, 2014) el ex-boxeador devenido doble de acción y posteriormente director Chad Stahelski inició una saga que no se propuso reinventar la rueda, pero sí hacerla girar distinto. Así las cosas, John Wick 3 (John Wick: Parabellum, 2019) llega para solidificar ese camino trazado dentro de un cine de acción teóricamente clásico, pero con condimentos actualizados.

La trama retoma exactamente donde nos dejó John Wick 2: Pacto de sangre (John Wick Chapter 2, 2017), con el personaje titular (Keanu Reeves) siendo excomulgado de la organización secreta de asesinos a la cual pertenecía y con una recompensa millonaria por su cabeza para quien lo atrape, preferentemente muerto antes que vivo. Lo que inicia como un pequeño homenaje a The Warriors (1979) de Walter Hill muta hacia a un beat ‘em up del mejor arcade ochentero que puedan imaginar, entregando secuencia tras secuencia la oportunidad perfecta para que nuestro protagonista despliegue su oficio letal con una variedad inusitada de armas en los ámbitos menos pensados, con un timing más que inoportuno y con peleas de un nivel coreográfico tal que cada movimiento se puede leer como un paso de ballet perfeccionado con horas y horas de ensayo.

Al cast de renombre que acompaña a Reeves desde las entradas previas, como es el caso de Ian McShane y Lawrence Fishburne, ahora se suman figuras como Angelica Houston y Halle Berry. Porque una de las políticas más interesantes de este renacimiento del cine de Acción es dejar en claro que la violencia y su capacidad de imponerla sobre otros ha dejado de ser potestad exclusiva de los hombres. De la misma forma la toma de poder es demostrada desde el personaje de La Adjudicadora (Asia Kate Dillon), persona encargada de poner las cosas en orden tras el desparramo de tiros y sangre cortesía de John Wick.

Sin traicionar su estilo, las más de dos horas de película entregan una secuencia frenética tras otra, pero repletas de la frescura necesaria para no caer en la repetición ni aburrir al espectador: una pelea de sables cruzando un puente arriba de una moto, un escape a caballo montado a pelo, un intercambio dentro de una armería que ofrece literalmente un arsenal de alternativas, y así nos vamos moviendo por la trama. Una trama que por cierto parece morderse su propia cola mientras transiciona del segundo al tercer acto, dando la sensación de que algunas elecciones del guión sólo buscan hacernos llegar a la próxima escena de acción, pasar a la siguiente pantalla, ver qué se trae entre manos la siguiente wave de asesinos.

John Wick 3 funciona como confirmación de un antihéroe posmoderno, un protagonista que a fin de cuentas es un hombre atrapado en su propio laberinto y a quien ni los guionistas ni los estudios planean dejar tranquilo, especialmente pensando que a pocos días de su estreno ya se confirmó una cuarta parte para el año 2021. La palabra Parabellum, incluída en el título original, deriva de la frase en latín “si vis pacem, para bellum” que significa “Si quieres paz, prepárate para la guerra”. Esa paz tan ansiada por Wick, esa vida tranquila que añora, no va a ser posible a menos que dispare, golpee y en última instancia mate a todo lo que se cruce en su camino. Tomando la taquilla y los fans como referencia, todo indica que el pobre Sr. Wick no va a tener paz durante un largo tiempo.