Jamás llegarán a viejos

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

Peter Jackson es reconocido mundialmente por haber dirigido, escrito y producido las trilogías de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”, como también por encontrarse detrás de una infinidad de films con producciones a gran escala. Pero este año, por primera vez, incursiona en el género documental para traernos “Jamás llegarán a viejos”, el cual reconstruye momentos de la Primera Guerra Mundial desde la perspectiva de los soldados a través de material de archivo restaurado y un gran trabajo sonoro.

Si bien Peter Jackson había realizado el mokumentary “Forgotten Silver” (1995) y produjo el documental “West of Memphis” (2012), es la primera vez que el realizador neozelandés dirige un film de estas características como homenaje a su abuelo que luchó en la Primera Guerra Mundial.

“Jamás llegarán a viejos” se creó usando material crudo de la Primera Guerra Mundial en base a archivos del Imperial War Museum que no se habían visto anteriormente y audios de la BBC y del museo con entrevistas de soldados que lucharon en la guerra. En total, para hacer el documental se vieron 600 horas de entrevistas a 200 veteranos (quedaron 120 audios) y 100 horas de material crudo original. La mayoría de las imágenes fueron coloreadas y transformadas con técnicas modernas de producción. Además, Jackson buscaba una experiencia inmersiva para el espectador, que se sintiera parte del pelotón, y es por eso que se le agregaron efectos de sonidos y actuaciones de voz.

El documental no usa una narración tradicional, sino que no se identifican (ni con imagen ni con texto) los soldados a medida que sucede el film, debido a que se busca mostrar experiencias unánimes que les pasaban a todos ellos, sin importar de dónde venían, sus edades o historias personales. Incluso no se hablan de fechas ni de lugares particulares, sino que se universalizó el relato. Es así como nos enteramos sobre la euforia de inscribirse al ejército, el entrenamiento, los uniformes y las armas que usaban, las comidas, las primeras impresiones de la guerra, la camaradería, el entretenimiento en los momentos de ocio, el después de la guerra, el tratamiento a los veteranos y cómo quedó Inglaterra luego de 1918. Algunos relatos e imágenes son muy fuertes, sobre todos los referentes a la muerte de los colegas y a cierta exposición propia al peligro.

Como mencionábamos anteriormente, los aspectos técnicos cobran un valor fundamental dentro del film, casi tanto como los testimonios de aquellos veteranos. Es tan interesante lo que se escucha como lo que se ve. El montaje está muy bien realizado, coincidiendo las imágenes de archivo reales con las anécdotas que se cuentan en la voz en off y si no se dispone de dicho material visual, se lo ilustra. Lo mismo ocurre con la fotografía, donde al comienzo se prioriza el blanco y negro y una vez que se llegan a los relatos vividos durante la guerra, la imagen cobra color y la pantalla se expande de un formato cuadrado a uno horizontal, como para incorporar al espectador a estas experiencias. En este sentido, el sonido de los tiroteos, el relincho de los caballos, los pasos, el viento y los gritos influyen mucho a la hora de hacer parte al público.

En síntesis, Peter Jackson nos ofrece un poderoso documental que, si bien no utiliza material propio, contiene archivos de imagen y audio inéditos, con los cuales realizó un gran trabajo en cuanto a la remasterización y a los efectos de sonidos, para envolver al espectador con las anécdotas de los veteranos, como si el público fuera parte de estas experiencias. Testimonios fuertes y conmovedores que se encuentran a la altura de la gran tarea técnica.