Isla de perros

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Elija su propio villano

"Isla de perros” es el esperado filme del genial Wes Anderson, que tuvo estreno adelantado en BAFICI de este año. Y la ansiedad que produce en gran parte del público cinéfilo un director con marca registrada, pero a la vez que puede ser popular por su tipo de cine, puede volverse en contra para un cineasta. La costumbre por lo ya visto y digerido, hace que hasta los más adelantados y perturbados dentro de la industria, terminen amoldándose a eso que la audiencia quiere.

"Isla de Perros", dirigida por Wes Anderson
Pero en un equilibrio entre lo que esperamos de él, y la intención de seguir sorprendiendo, Anderson logra con “Isla de perros” una gran película animada. Realizada en stop motion, como la conocida “Fantástico Sr. Zorro” de su autoría, la nueva producción se embarca en la temática de la discriminación, como si se tratara de un cuento con moraleja tácita para adultos.

En la ciudad de Megasaki, en Japón, el alcalde ordena que todos los perros sean trasladados a una isla de basura, bajo el pretexto de que los canes se multiplican muy rápido y contagian una gripe peligrosa para la población. Un pequeño huérfano, sobrino del alcalde, enfrentará varios obstáculos para ir a buscar a su mascota.

El film lleva a cabo una fuerte moraleja para adultos.
Implícitamente, la cabeza del público irá eligiendo qué personaje nefasto identifica a cada villano que aparece, y qué idea representa cada situación arquetípica que se viva en esta fábula. Los grandes monstruos pueden ser los que elegimos, o los que nos tocan por simple azar y los buenos pueden ser nuestros héroes o anónimos que vemos pasar o tratamos como locos.

Más allá de la moraleja, que es una suerte de “elige tu propia aventura”, el filme es muy entretenido, cómico y hasta dramático, con un gran trabajo de edición esencial en el stop motion, y disfrutable para cinéfilos fundamentalistas y amantes del cine popular, tal como esperamos de Wes Anderson.