Isla de perros

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Único e inconfundible. Así podríamos describir a Wes Anderson (“The Grand Budapest Hotel”, “Moonrise Kingdom”), un autor con todas las letras que hace un cine tan personal como atrapante y característico. Un cine donde predomina la simetría, los travellings laterales, hacia arriba y hacia abajo. Un cine construido a fuerza de buenas historias y personajes tan únicos como peculiares. Sus relatos parecen cuentos que pertenecen a un mismo libro, ya sea por las temáticas que toca o por sus recursos estéticos o estilísticos.

“Isle of Dogs” es su segunda incursión en el cine de animación mediante la técnica de Stop Motion, la primera película fue “Fantastic Mr. Fox” (2009), basada en el libro homónimo de Roald Dahl. La fábula que nos presenta este año se sitúa en un futuro distópico cercano de carácter retrofuturista, que nos recuerda al Japón de los años ’60 por los diseños, las publicidades, los carteles y todos sus aspectos visuales. La acción transcurre en la ciudad de Megasaki, donde todos los perros poseen una especie de gripe canina bastante extraña que los afecta con distintos síntomas. Ante este panorama desalentador, el alcalde Kobayashi decide deportar a todos los canes a la Isla de la Basura. Aquella isla fue el destino de Spots (Liev Schreiber), el perro del pequeño Atari (Koyu Ranki), el protegido de la máxima autoridad que se embarcará en una peligrosa misión de rescate para recuperar a su amado guardaspaldadas/mascota. En aquella isla tendrá la ayuda de otros perros que lo acompañarán en la pesada tarea de dar con el paradero de Spots, ellos son: Chief (Bryan Cranston), Rex (Edward Norton), Boss (Bill Murray), Duke (Jeff Goldblum) y Nutmeg (Scarlett Johansson).

Wes Anderson vuelve a regalarnos otra de sus joyas, visual y estéticamente imponentes, sofisticadas y logradas. Un vistazo a otro de sus microcosmos que se enfoca en los decorados y en la dirección de arte, que en esta oportunidad corrió a cargo de Curt Enderle (“The Boxtrolls”). También, con un tremendo diseño de producción por parte de Paul Harrod y Adam Stockhausen, siendo este último un habitual colaborador del director habiendo trabajado en películas como “The Grand Budapest Hotel” (2014) y “Moonrise Kingdom” (2012).

Otro aspecto destacado y no menos importante de la película es el de la dirección de fotografía que juega un papel preponderante en la animación de stop motion, contribuyendo a la creación de los climas y atmósferas que rodean a los personajes. Para ello, Anderson contó con la pericia de Tristan Oliver, con quien ya tuvo la oportunidad de trabajar en “Fantastic Mr. Fox”, pero que tiene una amplia experiencia en el campo de la animación habiendo participado de proyectos como: “Loving Vincent”, “Paranorman”, “Wallace & Gromit” y “Chicken Run”.

Por el lado de la banda sonora, el director también incorporó a otro de sus viejos contribuyentes, el compositor francés Alexandre Desplat (“The Shape of Water”) que es una pieza clave en la creación de este universo tan personal y abarrotado en detalles.

Argumentalmente, el film es sobresaliente y cuenta con el guion del mismo Anderson, basado en una historia que escribió en colaboración con Roman Coppola, Kunichi Nomura y Jason Schwartzman.

Una película que sirve como una oda a la cultura japonesa, desde el cine de Akira Kurosawa hasta las pinturas de Hokusai (incluso en el film podemos ver una reproducción de La gran ola de Kanagawa pero reimaginada con perros).

“Isle of Dogs” representa otro impecable trabajo de Wes Anderson donde vuelve a hacer gala de su sello distintivo y su estilo personal. Una historia realmente cautivadora que encantará tanto a grandes como a chicos a fuerza de personajes con psicologías bien definidas y un diseño brillante. Una linda locura cinematográfica para disfrutar en pantalla grande.