Insurgente

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

Escape imperfecto

En Insurgente (Insurgent, 2015), el director Robert Schwentke sube la apuesta creada con la primera película y toma de la saga literaria de Veronica Roth la esencia de la aventura en la que Betrice/Tris (Shailene Woodley) y Cuatro (Theo James) descubren ser diferentes al resto de la sociedad. Woodley sabe que el rol que le toca es similar al de Jennifer Lawrence en la trilogía de Los juegos del hambre (The Hunger Games, 2012) e interpreta, con mucho mayor esmero el rol de “divergente”: aquella joven que puede concienciar a los demás para salir de los esquemas pre establecidos.

La trama de esta nueva saga comienza cuando Tris y Cuatro continúan prófugos esperando que la déspota Jeaninne (Kate Winslet) no los encuentre. “Cordialidad” es el lugar seleccionado momentáneamente para vivir, aun sabiendo lo difícil que les será poder mantenerse tranquilos ante alguna provocación. Nuevamente el personaje de Woodley es presentado como una joven fatal que sentencia a muerte a quien se le acerque. Pero ella sufre por esto, continuamente la acosan pesadillas de su pasado reciente, y a veces confunde la realidad con sueños. Sus padres fallecidos y un hermano que cambia sorpresivamente de bando, no hacen más que asegurarle que algo debe hacer para cambiar el estado de una sociedad absorbida por el egoísmo y la falta de compasión por el otro.

De más está decir que el director explota este punto y aumenta la tensión con imágenes y música acorde, para que la teoría de la conspiración inspirada en aquellos estados fascistas y controladores (del estilo de 1984 y Un mundo feliz), puedan ser puestos al día para las nuevas generaciones. Si en Divergente (Divergent, 2014) la cercanía con la trilogía de Los juegos del hambre le jugaba en contra, aquí la incorporación de una misteriosa caja con un mensaje determinante para la sociedad la separa y acerca a otros films de ciencia ficción como Matrix (1999). Los jóvenes divergentes intentaran eludir el poder para apoyar a facciones que, sin justamente ser “facciones” reviertan el orden impuesto y establecido por Jeaninne, al punto de trabajar con antagonistas o revelar su verdadera identidad ante el resto de sus compañeros.

Insurgente falla cuando quiere construir un discurso pseudo filosófico y se pone seria. Gana cuando en cambio, en las hiperbolizaciones de los estereotipos con los que hará interactuar a sus protagonistas. El resultado es desparejo, pero en la balanza termina siendo mucho más positivo que la primera entrega y eso es algo para rescatar.