Infancia clandestina

Crítica de Lucas Moreno - Bitácora de Vuelo

ME DICEN ERNESTO, ME LLAMO JUAN Y ME RECORDARÁN COMO OSCAR

Infancia Clandestina es un caso clínico perfecto para reflexionar sobre la dictadura del cine de dictadura.

Temática sagrada. La ambición cultural de Benjamín Ávila revela una inteligencia maligna: la década del 70 sufrida por un hijo de guerrilleros, que encima es él mismo. ¿Quién se atreve a cuestionar esto? Perspectiva tan valiosa que se exportó a Hollywood.

En absoluto es una película suprema. Su cajón estético es la mediocridad, aunque sin resaltar la amargura del término. Al contrario, Infancia Clandestina propone reivindicar lo mediocre como parche armonioso.