Infancia clandestina

Crítica de Ezequiel Coniglio - Cinezalco

Una obra de arte se aprecia por sí misma. No podes esperar que alguien te la explique, o te la cuente. Y si te la cuentan, quizás no tenga la misma contundencia… Eso tiene “Infancia Clandestina”: Contundencia. Desde el principio, al final. Y no vale que te la cuenten.

Un niño puede imaginar muchas cosas. Una torta de cumpleaños con un fusil adentro. Viajes a lugares exóticos con misiones supersecretas. Una familia falsa donde siempre, pero siempre todos mueren porque sí. Un héroe que nunca vence a los malos. Un niño igual a él pero con otro nombre. Una niña que siempre se enamora del niño equivocado. Un niño puede imaginar esto y mucho más. Pero qué puede imaginar Juan, un niño para el que todo esto es su realidad. Infancia clandestina (o qué imagina un niño en la clandestinidad de una Argentina en guerra.)

Si alguien se emocionó con la inocencia de “El niño pijama a rayas”, comprenderá de inmediato el relato de “Infancia Clandestina”. Con una gran diferencia, este nos pega cerca, quizás por el efecto de cercanía y por la temática tan dolorosa para nuestra Argentina.

En este primer filme de Benjamín Ávila como director hay muchas cosas destacables. Y eso la hace buena. Desde las actuaciones, el relato, la fotografía, el recurso de la animación y la música. Todo se conjuga para contarnos una historia “de terror” desde la inocencia de un niño.

No hay mucho que agregar cuando decimos que se trata de una historia “de terror”, y es este director quien se encarga de enmarcar los momentos más fuertes de la película en animaciones. Animaciones que impactan en la pantalla grande remarcando los momentos de tensión, y poniendo la mirada subjetiva de un nene.

Un nene que tiene miedos, que está entrando en su adolescencia, que vive una vida de adulto pero que se enamora inocentemente de su primera novia. Un nene que debe entender y crecer. Pero que no deja de ser un nene.

Las actuaciones son brillantes, y es otro gran acierto del director. Pero no nos olvidemos que cuenta con la producción de Luis Puenzo, ganador del Óscar por “La Historia Oficial” (1985). Así que podemos dar por descontado que algo del tema sabe. Como decíamos, Teo Gutiérrez Romero en el papel de Juan (Alias Ernesto, en homenaje al Che) es impecable. La película no le queda grande en ningún momento y todos los primeros planos transmiten inocencia. Por otra parte, otra de las grandes destacadas es Natalia Oreiro. Hermosa, como siempre, a cara lavada demuestra superación en cada nuevo filme. Una madre convencida, con ideales, con miedos y con amor. Mucho amor, y se le ve en la mirada. Sorprendente.

Una mirada dramática e inocente sobre una temática dura. Una obra de arte del cine argentino que lleva el sello (y apego biográfico) de Benjamín Ávila.

Al terminar la película vamos a entender que Juan sabe quien es, y de eso se trata… de la identidad. Una lucha de años, una búsqueda incesante y una película que nos hará acongojar.