Hotel Transylvania

Crítica de Regina Fallangi - Cine & Medios

Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi monstruo

En esta historia, Drácula tiene una hija llamada Mavis. Por las noches le leía terribles historias sobre humanos, y así les enseñó a temerles. Tanto quiere proteger a su hija que creó un hotel, un paraíso para monstruos, con todas las comodidades y absolutamente libre de humanos.
Cada año cientos de monstruos, frankensteins, momias, hombres lobos, y hasta el hombre invisible se reunén en el hotel a festejar el cumpleaños de Mavis, con una maratónica fiesta organizada por su dueño, y cuidada en todos los detalles.
Pero este año Mavis cumple 118, y le plantea a su padre las ganas de salir a ver el mundo, cosa que aterra a este vampiro sobreprotector. Sumado a eso, y por cosas del destino, un humano perdido llega al hotel, un joven mochilero llamado Jonathan.
Drácula hace todos los esfuerzos posibles para que nadie se entere de que hay un humano en el lugar, algo que acabaría con su buena fama y la tranquilidad de todos.
Lejos de asustarse, Jonathan se transforma en el alma de la fiesta, y roba el corazón de la joven Mavis. La historia plantea de modo bastante lógico el miedo que los monstruos pueden tenerle a los humanos; después de todo tienen sus razones, han sido cazados, perseguidos con antorchas, y otras cuestiones. Por otro lado, es interesante como muestra el miedo como algo a superar, ya que tanto pánico les ha impedido salir a ver que las cosas han cambiado en los últimos siglos.
Lo gracioso de la historia radica en que mas allá del miedo, los monstruos están bastante “humanizados”, el hombre lobo esta extenuado ya que cría a un montón de cachorritos traviesos, Frankenstein tiene una esposa insoportable, y el hombre invisible parece tener algunos traumas. La película es muy dinámica, ofrece persecuciones, huidas, fiestas y una seguidilla de gags y detalles ingeniosos relacionados con el aspecto sobrenatural del hotel, como pequeñas cabezas de jíbaros colgadas de las puertas que se encargan de advertirle a los huéspedes que no deben molestar, o mesas voladoras que se acomodan solas.
Como sucede últimamente con las películas para chicos, hay mucho humor que parece más accesible a los padres que a los niños. Es una de esas películas en las que el 3D realmente está bien aprovechado, no solo en las escenas de acción sino también en cada detalle del hotel, y sobretodo en las expresiones de los personajes. Tanto en lo estético como en lo musical la película es muy efectiva, y el diseño de los personajes es lo más destacable.
Es una historia de monstruos con una vuelta muy interesante, y con muchísimo humor, con unos cuantos lugares comunes, como suele suceder con las historias para niños, y con lo necesario para entretener durante una hora y media.