Hotel Transylvania

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Reservado para monstruos

Van pasando los años y observamos cómo lo que era un oficio se va convirtiendo en un meganegocio. El presupuesto de este filme trepó hasta los 85 millones de dólares. Ya estamos en condiciones de hablar de superproducciones de dibujos animados.

Hotel Transylvania es el primer largometraje que dirige un productor y director de series televisivas de mucha experiencia, llamado Genndy Tartakovsky. Sus créditos son muy sólidos. Sólo como director, hizo capítulos de Las chicas superpoderosas, La guerra de las galaxias animada, y El laboratorio de Dexter, este último, sobre una creación propia, un cortometraje que le sirvió como tesis universitaria.

La historia es divertidísima. En el hotel regenteado por el conde Drácula, todos los monstruos tienen una habitación y descansan en paz. Lo único que le preocupa al chupasangre es la maduración de su única hija, quien ya demuestra inquietudes de adolescente tales como... saber quiénes son los humanos. Para complicarlo todo, llegará al albergue un mochilero extraviado, justamente de esa única especie que no tiene permitida la entrada. ¡Y se embarcará en un romance con la primogénita del vampiro mayor!

A partir de allí, los enredos, el absurdo, el humor negro y la picardía se apoderan definitivamente de la historia y componen una sinfonía muy cómica de situaciones y gags.

Algunas de las cosas mejor logradas: el diseño de los personajes. Por el hotel se ve pasar un verdadero zoológico de monstruos, algunos muy originales. Segundo: la acción. Muchos de ellos, además, hacen cosas graciosas, como caerse, explotar, derretirse, sacarse y ponerse ojos y piernas. Casi todo el tiempo hay movimientos de ese tipo que van sorprendiendo al público. Muchos de esos detalles hacen que valga la pena verla por segunda vez.

Algo que no termina de cerrar es el ritmo que tiene. Algunas veces, las cosas suceden tan rápido que se pierden, y en otros casos, la alta velocidad se hace tan constante que se entra en un frenesí algo molesto.

Pero se trata de una película que sin duda vale la pena ver. Un filme generoso, que no escatimó en escenarios, protagonistas, efectos y música.