Hotel Transylvania

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

Mi papá es un vampiro post-Cartoon Network

Sony Pictures Animation intenta de a poco ingresar al mercado que ya dominan con mucha facilidad Disney/Pixar y Dreamworks. Ha sido responsable de Los pitufos y también de productos más interesantes como Lluvia de hamburguesas. Hotel Transylvania contiene elementos de ambas, pero además, está dirigida por Genndy Tartakovsky quien tiene experiencia en animación para niños (El laboratorio de Dexter, Las chicas súper-poderosas). El resultado de esta combinación es bueno aunque no brillante, principalmente porque aborda sólo en la superficie los conflictos que narra y los resuelve quizás con demasiada convencionalidad.
Hotel Transylvania nos trae a el Conde Drácula, quien gerencia un hotel exclusivo para monstruos y cuyo principal orgullo es que allí jamás ha ingresado humano alguno. La utilidad del hotel es doble: no sólo sirve de alojamiento secreto para criaturas como Frankenstein, la momia o el hombre lobo (todos parientes del Conde) sino que también es útil para mantener aislada de los peligros del mundo humano a su hija Mavy. El problema es que ella acaba de cumplir su mayoría de edad y desea todo lo contrario, es decir conocer el exterior y tener nuevas emociones.
Como decíamos al principio Hotel Transylvania tiene características que podríamos referenciar en otras dos producciones de Sony: Lluvia de hamburguesas y Los pitufos. Uno de los ejes del film es la relación padre-hijo al igual que en Lluvia de hamburguesas, sin embargo, la forma y el tratamiento que se le da a los conflictos está más emparentada con la de Los pitufos. Hotel Transylvania se asume como una película para niños y no tiene mayor pretensión que contar un cuento solido y divertido. Entonces aquí se habla con dulzura del amor ideal o verdadero que, al igual que Dios, no existe, y además muestra cierta esperanza en la mal reputada humanidad. No está mal asumirse como un film para niños y contar con liviandad un tema como el de Hotel Transylvania, pero si hemos visto dentro del cine de animación contemporáneo películas con temáticas similares como Buscando a Nemo, Enredados, Valiente o la misma Lluvia de hamburguesas es fácil darse cuenta que son superiores a Hotel Transylvania, sobre todo en la profundidad del relato y la emoción sincera que son capaces de provocar aquellas.
Por otro lado la película apela a una forma de humor y caracterización de los personajes altamente emparentada a las producciones originales de Cartoon Network. A principios del milenio este canal especializado en animación para chicos produjo gran cantidad de series de mucho éxito, como Soy la comadreja, Las chicas súper-poderosas, El laboratorio de Dexter, Johnny Bravo, La vaca y el pollito y hasta Coraje, el perro cobarde, todas series originales que venían a renovar la forma, narración y sentido del humor en los viejos dibujas animados. Genndy Tartakovsky ha participado en diferentes rubros en la creación de alguna de aquellas series y sin duda hay bastante de ellas en Hotel Transylvania. Ya desde lo físico (y también en lo moral), el Conde Drácula es idéntico al profesor/padre de las chicas súper-poderosas y Mavy es muy parecida a Bellota, una de las pequeñas súper-heroínas. Y además uno de los temas recurrentes en aquella serie de televisión era lo sobreprotector que era el profesor con sus niñas, igual que Hotel Transylvania. Y sin entrar en más comparaciones, vale decir que en el film de Tartakosvsky nos encontraremos con un montón de secuencias de humor físico y verbal deudoras de aquel humor infantil pero irreverente que apareció alguna vez en las series de Cartoon Network.
Por último mencionar que aunque Hotel Transylvania, por falta de pretensión y convencionalidad, se queda en las vísperas de ser una película mejor, no deja de ser un film entretenido y bastante sólido en lo que propone. Por lo demás, el espectador no debe dejar de prestar atención a una excelente secuencia con mesas voladoras y a un chiste muy divertido de cuando Drácula ve una escena de Crepúsculo.