Hotel Transylvania

Crítica de Laura Otero - Alta Peli

Después de ocho años de trabajo, se descubre finalmente la nueva obra del creador de El laboratorio de Dexter y Samurai Jack. Genndy Tartakovsky llega a la pantalla grande de la mano de los monstruos más famosos en Hotel Transylvania.

Los clásicos siempre vuelven

Hay algo inagotable en los grandes protagonistas de Hollywood, historias que se reinventan, se reversionan, giran y se descubren mucho más seguido de lo que nos gustaría. El caso de los monstruos, como el de los súper héroes, debe ser uno de los más trillados de la industria y aún así, sigue dando que hablar.

Esta vez, en un contexto contemporáneo y de manera animada, la historia se centra en Drácula, quien cumpliendo una promesa que le hizo a su fallecida esposa, decide construir un castillo como fortaleza para su hija Mavis. Este castillo la mantendrá fuera de todo contacto humano.

El castillo, termina convirtiéndose en un hotel, el famoso Hotel Transylvania, que solo recibe monstruos y asegura ser 100% human free. En dicho castillo se festeja anualmente el cumpleaños de la pequeña Mavis, y esta vez, en su 118 cumpleaños, Mavis quiere salir al mundo.

Es aquí donde se genera el conflicto principal de la película; en una pelea poco ocurrente entre padre e hija, acerca de si ella puede o no salir, si es correcto o no relacionarse con humanos. Cuando el padre sentía haber cumplido con su tarea, luego de generar ideas erróneas en la cabeza de su hija, aparece por primera vez un humano en su hotel; al que Drácula camufla como el primo de Frankenstein.

Lo que mata es la ansiedad

Hotel Transylvania empieza bien, nos pasea por un repertorio de personajes más que interesantes; más allá de los protagonistas vemos unos papeles secundarios tan graciosos como ocurrentes que nos incluye en las extrañas costumbres que tienen los monstruos, desde comida hasta como viajar larga distancia. Estas situaciones que podrían haberse explotado más, llegando a un punto de mayor originalidad, se quedan ahí.

Lo mismo pasa con el 3D, que a pesar de que genera un buen clima que podría aprovecharse gustosamente, este recurso no es puesto en práctica de la mejor manera.

Conclusión

Está claro que Hotel Transylvania no es una obra maestra de la animación, no tiene ese guiño para adultos que hoy en día tantas otras películas de este segmento generan con facilidad, pero aún así vale la pena que la vean. Es disfrutable desde lo sencillo y eficaz. Además tiene la virtud de estar disponible en su idioma original, degustándonos así con la calidad actoral de artistas como Steve Buscemi, Adam Sandler y Molly Shannon, entre otros. A pesar de todo esto, sin duda hablamos de un film que puede divertir desde la calidez del hogar, sobre todo desde el punto de vista de los padres, quienes concurrirán al cine mayormente a escuchar risas infantiles.