Hombres de Negro: MIB Internacional

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

RENOVACIÓN ANTICUADA

No deja de ser un poco paradójico: la primera entrega de Hombres de Negro dejaba abiertas las puertas para muchas secuelas, a partir de un mundo que parecía tener muchísimo para ofrecer desde esa agencia cósmica que formaba parte de un esquema multi-galáctico. Sin embargo, las dos entregas posteriores carecieron de la misma fuerza e impacto, a pesar de procurar indagar más en los dilemas -pasados y presentes- de sus protagonistas, particularmente en el caso de Kay (Tommy Lee Jones). Ahora llega Hombres de Negro: Internacional, una especie de spinoff-continuación, con otros personajes que presuponen un intento de renovación, pero que está lejos de revitalizar la saga y hasta luce anticuada para los tiempos actuales.

El film de F. Gary Gray –un realizador demasiado acostumbrado a trabajar a reglamento, como lo prueban Rápidos y furiosos 8 y Días de ira– tiene un arranque que procura explorar los pasados de los protagonistas, aunque solo termina funcionando como un mero recurso del guión para hacer avanzar la trama. Tenemos a M (Tessa Thompson) que en su infancia vio a unos integrantes de los Hombres de Negro haciendo de las suyas pero no le borraron la memoria, y desde ahí ha estado buscando integrar la organización; y a H (Chris Hemsworth) que es el típico agente estrella que se sale con la suya más por carisma y suerte que por verdadera pericia. Ambos deben lidiar con un caso donde rápidamente se intuye que hay un infiltrado dentro de los Hombres de Negro que trabaja en pos de la destrucción del planeta.

Efectivamente, todo se intuye demasiado rápido en Hombres de Negro: Internacional. No hay misterio o sorpresa, no solo en los giros que va tomando la aventura de M y H (la identidad del traidor se ve venir muchos minutos antes de su revelación), sino también en esa especie de universo paralelo en el que deben moverse. La fascinación o el descubrimiento no llegan a tener un peso específico dentro de la trama; tampoco el aprendizaje o el crecimiento de los personajes. Es que si el guión de Matt Holloway y Art Marcum no sale nunca de los lugares comunes de la franquicia, la puesta en escena de Gray no se dedica a contar los conflictos, sino a administrarlos y enumerarlos, como si fueran obstáculos a superar para llegar al final del relato. En el medio, se pierde uno de los rasgos esenciales que hacían disfrutable a la primera parte –y que ya fallaba bastante en las dos películas siguientes-, que es la comedia: casi no hay chistes rescatables, el timing cómico es sumamente fallido y la única revelación es una simpática criatura llamada Pawny con la voz de Kumail Nanjiani.

Con todas sus carencias a cuestas, el único soporte de Hombres de Negro: Internacional termina siendo el carisma de su elenco: no solo de Hemsworth y Thompson, que explotan todo lo que pueden la química que exhibieron previamente en Thor: Ragnarok; sino también de Emma Thompson y Liam Neeson haciendo todo de taquito pero con solvencia en sus papeles de jefes; y Rebecca Ferguson poniéndole entusiasmo a su rol de villana circunstancial. No hay más que eso, por más que la película promueva un desfile de nuevos paisajes para la saga, como Londres, París o Marruecos, que en verdad lucen como una acumulación antojadiza para disfrazar la falta de ideas potentes. Todo luce ya visto y rutinario en Hombres de Negro: Internacional, que quizás termine enterrando por un buen tiempo a la franquicia a la que pretendió revivir.