Hojas verdes de otoño

Crítica de Mónica Gervasoni - Cinéfilo Serial

Dante es un adolescente y también un hijo al que el alcohol le robó a un padre pero él no se da por vencido y luchará a brazo partido para recuperar la familia que alguna vez tuvo. De eso y mucho más se trata “Hojas verdes de otoño”, una película de Fabio Junco y Julio Midú, con las actuaciones estelares de Mimí Ardú, encarnando a la mamá de Dante y esposa de un alcohólico; Marcelo Subiotto, el esposo; Pochi Ducasse; la participación especial de Osvaldo Santoro y el debut cinematográfico de Bautista Midú.

Con locaciones en Saladillo, la historia, basada en una historia real, se hace más real en una localidad llena de vecinos que también participan en el film.

Una drámatica historia bien contada que emociona. Un personaje que no es malo pero todo se le escapa de las manos cuando su vida se evapora como los vahos del alcohol. Sin embargo, una historia de amor en la vida de Dante florece después de que su familia se desvanece.

Hay en el film una fotografía intimista con planos de lejos y cerca, fundiendo los paisajes de Saladillo con los rostros de gente triste, de vida dura, de la plata que nunca alcanza. La música acompaña muy bien a la narración, mezclando ritmos jóvenes con alguno nostalgioso para la gente grande, en especial, en un pasaje de la película donde el actor Santoro recuerda.

En esta melange de los vecinos con actores profesionales, que en su metié dan profundidad al relato, hasta el propio protagonista no es actor, acción buscada, ex profeso, por los directores de la película da una naturalidad a la cinta pocas veces vista. Ideal para ver una historia de vida y un abrirse al primer amor pese a todo.

La película se estrena en simultáneo en el mismo fin de semana en Saladillo, donde se hace una especial premier, para conectarse con el pueblo, con una película ya industrial. Un drama que emociona y que te hace reflexionar.