Hellboy

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Cuando una película es tan catastróficamente mala es difícil empezar a explicar que estaba basada en tal cosa y que tuvo otra versión hecha por tal director. ¿Qué puede importar? Lo único grave es que al final de las dos eternas horas de metraje nos prometen más aventuras y dos escenas post títulos nos traen nuevos personajes. Me cuesta mucho pensar en una secuela de este mamotreto, pero si Hellboy (2019) funciona en taquilla es probable que haya una segunda parte.

El prólogo de la película transcurre en el siglo VI (épocas donde vivió el caudillo que daría comienzo al origen de la leyenda del Rey Arturo) cuando una bruja malvada llamada Nimue (Milla Jovovich, completamente desperdiciada) que, justamente es derrotada por el Rey Arturo y el mago Merlín. Es cortada en pedazos y esos pedazos ocultos por todo el reino. Siglos más tarde, claro, se completará el plan de unir esas partes para retomar su plan de comandar un ejército de monstruos que dominarán la tierra.

Hellboy recibe entonces de la Agencia para la investigación y Defensa Paranormal la orden de derrotarla. Hay tiempo en la película para varios personajes secundarios realmente no interesantes y sub historias insufribles, pero como no podía faltar, descubrimos el origen del mismísimo Hellboy. Y entonces sí, con todo el tiempo libre que nos deja la película para pensar, recordamos la versión del año 2004 dirigida por Guillermo Del Toro.

Cuando en aquella película Ron Perlman interpretó al personaje creado por Mike Mignola en 1993 para la editorial Dark Horse, no pudimos medir hasta qué punto el acto debajo del maquillaje era excepcional. Salvando las distancias, fue como Boris Karloff interpretando a Frankenstein en la película de 1931. ¿En qué sentido? En el sentido de que ahora que otro actor interpreta a Hellboy se ridículo y tonto. David Harbour nos demuestra lo buen actor que es Ron Perlman y que no se trata de ponerse un maquillaje y listo. Pero con todos los personajes pasa eso, no hay uno solo que valga la pena destacar en este film del 2019.

Las escenas son largas, sin interés, los chistes carecen de toda gracia y siempre parecen forzados y lo único a contracorriente acá es la sangre y el gore de varios momentos. No es suficiente, sin guión, sin dirección, sin buenas actuaciones y sin chispa, es posible que Hellboy se convierta en uno de los papelones de la década. Si tenemos suerte, en lugar de una secuela, habrá borrón y cuenta nueva.