Hellboy

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

¿Reboot? Para el personaje creado por Mike Mignola, "Hellboy", es una experiencia frustrante en cada uno de los aspectos en los que pretende dar batalla. En pleno primer fulgor del Siglo XXI por las películas de superhéroes, "Hellboy" de Guillermo del Toro fue una de las apuestas más arriesgadas. Mientras que el post X-Men marcaba la humanización de estos personajes, aquel film de 2004 se jugaba con una fantasía absoluta, y un imaginario impresionante.
El personaje compuesto por Ron Perlman y los suyos, tenía conflictos humanos, sentimentales; pero era rodeado de una fuerte carga visual única, con varios efectos prácticos, y digitales puesto a favor de la historia y sus personajes. Esa "Hellboy", y su secuela de 2008, se convirtieron en películas de culto, y casi no hay de quienes las hayan visto, que no digan que son de las mejores películas superheróicas de este período.
Sin embargo, ninguna de las dos funcionó demasiado bien en taquilla, cayendo en el nicho. Ahora que se vive un nuevo rebrote de super héroes (¿alguna vez cayó la moda?), Hellboy cambió sus derechos de mano, y regresa a la pantalla, supuestamente renovado para esta vez sí, conquistar a la gran audiencia.
¿El gancho? Como se impuso desde "Deadpool", esta "Hellboy" tiene calificación R en Estados Unidos. ¿Qué es lo que cambió y qué sigue igual? Lo primero, este "Hellboy"podría ser perfectamente una secuela de las dos anteriores, con pequeñas modificaciones. No hay un fuerte reinicio, y no se pierde demasiado tiempo en contar orígenes, arrancamos con la cosa ya instalada y conocida.
En cuanto al personaje del título, físicamente tampoco hay demasiada diferencia, salvo en detalles que después ahondaré, no hay modificaciones. Sin embargo, sí, este "Hellboy" no tiene nada que ver con el de Del Toro/Perlman.
El guion, de lo más simple que se puedan imaginar, comienza narrándonos la historia de la villana de marras, que data de la época del Rey Arturo. Nimue (Milla Jovovich, quien no se está poniendo más joven para seguir haciendo estas cosas) es una pérfida hechicera dispuesta a llevar la oscuridad sobre la Tierra (como todo villano que se precie).
Pero Arturo y la troupe logran frenarla, y como ella es inmortal y jura regresar, la desmiembran en varios pedazos enterrados en diferentes cofres separados con un conjuro protector.
En la actualidad, alguien logra rearmar el cuerpo de Nimue paulatinamente, y se disponen a armar un clan de villanos que cumplirán con el objetivo de aquella; o algo así, no importa demasiado. Cuestión que Hellboy está notando cómo varios de la patrulla que integra se están convirtiendo, y es convocado a una campiña inglesa en la que junto a un equipo local, deberá darle batalla a la bruja.
Limpiando, no hay más que la presentación de un villano X, que tampoco pareciera ser tan importante, y el héroe protagonista enfrentándola junto a un nuevo equipo. Se proponen algunas revelaciones y giros, ninguno novedoso, inesperado, o acaso creativo. Esta nueva Hellboy, dirigida por Neil Marshall, cumple con ser más violenta y hasta sangrienta.
Del Toro, en el estilo que lo caracteriza, había sumido todo en fantasía, y sus películas tenían algo así como una infantilización de la violencia. Esta es más cruda, directa, y ramplona.
Podemos ver ojos arrancados, miembros amputados, chorros de sangre varios, pero todo es sangre digital, y abuso de efectos vfx de muy dudosa calidad, lo cual no causa el menor impacto. Por lo cual, estamos frente a una violencia vacía, carente de cualquier sentido o acaso verosimilitud. "Hellboy" 2019 tiene más comedia moderna, pero ningún chiste es efectivo, tropieza una y otra vez ante circunstancias que terminan siendo pobres.
En esto, los personajes no ayudan. Si algo caracteriza a la creación de Mignola, y había sabido capturar los dos films anteriores, es la profundización de sus personajes.
Esta versión presenta chatura, simplificación, poco vuelo. Ningún personaje tiene carisma o simpatía, y tantos buenos como malos nos importan nada. Olvídense de conflictos internos, hay algún intento, pero es tan torpe que mejor obviarlo. Hablamos de una película barata, incapaz de regodearse en un aspecto Clase B.
Intenta ser un tanque de alto voltaje, y muerde el polvo estrepitosamente. No es divertida, no hace uso de los recursos propios del bajo presupuesto para que el asunto sea entretenido. Todo es barullo vacío y poco atractivo. David Harbour, como el nuevo Hellboy, no hace más que hacernos extrañar al inmenso Ron Perlman.
Aún sin compararse con el anterior, no tiene encanto, no tiene peso, y estéticamente este Hellboy se ve como un cosplay (y no de los buenos). Una historia que no avanza, con mal uso de un montaje confuso, música estruendosa, malos efectos, malos personales y flojas actuaciones. Poco crea agrado en esta película, y encima tiene que competir con la sombra de dos muy buenos antecedentes.
Neil Marshall demostró ser un director competente. Acá es poco lo que puede ser en un film por encargo y sin una dirección creativa clara. "Hellboy" 2004 y 2008 pasaron rápido por las salas, pero se ganaron el justo lugar de clásicos de culto para la eternidad.
Esta versión no tiene demasiado para emular ese estado, y en taquilla le toca enfrentar a otras de superhéroes con mucho más presupuesto y logro creativo. Buena suerte demonio.