Hasta que me desates

Crítica de Pablo De Vita - La Nación

Desde su aparición en UPA!, el nombre de Tamae Garateguy fue consolidándose a través de una cuidada estética a la que añade su exploración de los márgenes de la realidad. A veces con mayor fantasía ( Mujer Lobo) y otras de manera inversa ( Pompeya). El caso de Hasta que me desates presenta de manera conjunta los dos hemisferios creativos de esta realizadora: una historia de ficción pero con un imaginario exacerbado de pulsión sexual y allí un mundo de realidad (la del sadomasoquismo y sus variantes), que existe en la vida cotidiana de quienes buscan placer en el dolor en esos encuentros furtivos.

Tal es el caso de la bailarina Clara Dalca, quien tiene destrozado su rostro pero también su interior, y añade en la autodestrucción la experiencia del sadismo y sus derivaciones. Cansada de una vida sin sentido, busca a un médico acusado de mala praxis y que tiene una vida de pareja completamente anodina. La química entre los dos será instantánea y se desarrollará por un andarivel que mezcla los márgenes de realidad y lo reprochable.

La sexualidad no convencional y la cuidada estética subyacen en esta película extrema aunque desigual en ciertos giros narrativos y en la calidad de algunas actuaciones. Se destaca la labor de su protagonista, Martina Garello, en quien descansa la construcción de esa mujer salvaje y sin rumbo, en una provocadora mirada casi como un reverso under de las famosas 50 sombras de Grey.