Hambre de poder

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Armate un combo
Michael Keaton es lo mejor de un filme sobre el sueño americano en distintas vertientes.

Es el gigante del capitalismo que se extendió a todo el mundo. McDonald’s es un símbolo más que una marca.

En Hambre de poder, se contraponen la creatividad de los hermanos McDonald con la ambición desmedida de Ray Kroc, el hombre que vio el negocio de las franquicias allí donde los Mc sólo querían hacer hamburguesas ricas y ofrecer un servicio rápido.

Rápido para los negocios es Kroc, un inescrupuloso que fue armando con ardides y letra chica una maraña que le permitió conquistar y adueñarse, sí, de la marca.

El filme así planteado exhibe el sueño americano en sus distintas versiones: los que querían el éxito en su empresa chica, y el que evaluaba todo de manera desmedida. El que va por todo.

Dick y Maurice McDonald abrieron su local de comida rápida en 1954 en San Bernardino, California. Hasta allí llegó Kroc, para venderles máquinas para hacer malteadas. Lo que vio hizo más que batirle el cerebro.

La película no es una síntesis, si una metáfora. Unos idealistas y un calculador.

Pero en el cine, de Hollywood y también el vernáculo, hay gente como Kroc, que es productora en base a ideas de otros y que saca adelante un proyecto con capitales también ajenos. Son exitosos a costa de otros. Es el arte de combinar talentos.

Kroc era un hombre agresivo, pero en cuanto a lo pasional, lo era tanto como los McDonald. La diferencia es dónde pone esa pasión.

Michael Keaton compone un personaje con el que el espectador se sentirá confortable, algo incómodo después y que se ganará su empatía, tal como habrá hecho Kroc en su vida personal. La moral y la falta de ética, la codicia y la gula son los temas que John L. Hancock (quien ya se había metido con otro entrepreuner americano en El sueño de Walt, sobre Disney y la creación de Mary Poppins). El director está lejos de manipular, y más cerca de mostrar para que el espectador saque sus propias conclusiones.

Si unos se dejan pisotear ¿es por exceso de bondad, de confianza, o porque no tiene lo que hay que tener para “triunfar” en el sueño americano?

Cuestiones para atragantarse expone Hambre de poder.