Green Book: una amistad sin fronteras

Crítica de Cristian Colantonio - La Butaca Web

Uno de los hermanos Farelly, los recordarán por “Loco por Mary”, “Tonto y retonto”, y una veintena de películas de comedia donde los personajes solían caminar por la cornisa, es el director de esta película y co-guionista, lo que supone un antes un después en su carrera como realizador.

Con un Viggo Mortensen que por fin le ha llegado un papel para lucirse -desde su transformación física, como de su acento al hablar- y con Mahershala Ali, quien el año pasado fuese ganador del Oscar por Moonligth y quien ya se ha hecho -por este papel- de un globo de Oro, su tercer premio del “Sindicato de actores” (SAG) y está nominado a los Oscar de manera consecutiva, crean un dupla con un aire a “Conduciendo a Miss Daisy” que te convencerá desde donde lo mires.

Green Book -o Libro Verde del automovilista negro- era una guía escrita por un cartero -Victor Hugo Green- que tuvo su primera versión en el año 1936 y era una recopilación de todos los restaurantes, hoteles o estaciones de servicio -en todo Estados Unidos- en donde aceptaban clientes afroamericanos, con la idea de hacerles los viajes más fáciles y cómodos.

En esta película, basada en hechos reales y co-escrita por uno de los hijos del protagonista –que además aparece en el film- es acerca de la amistad que nace en ocho semanas de viaje en auto entre el virtuoso pianista afro-estadounidense Don Shirley y un patovica italo-americano Tony Vallelonga (alguien que con el tiempo participó en películas de Coppola, Scorsesse y reconocido por su papel como el jefe mafioso Carmine Lupertazzi en la serie televisiva “Los Soprano”; y que como maître del Club Copacabana y supervisor, se codeó con gente famosa de la talla de Frank Sinatra, Tony Bennett, Dean Martin, entre otros). Tony es contratado como chofer y guardaespaldas durante una gira por el sur de los Estados Unidos en 1962, en una época dominada por el racismo.

Calificación: 9/10.