Gravedad

Crítica de Alberto Harari - MI CINE - por halbert

"HOUSTON, TENEMOS UNA ACTRIZ" (por halbert)

Y finalmente se estrenó la tan esperada película del mexicano Alfonso Cuarón ("Y tu mamá también", "Harry Potter y el prisionero de Azkaban", "Niños del hombre"): "Gravity", co-escrita junto a su hijo Jonás.
El filme no tiene una trama que haya que seguir con particular atención, ya que el conflicto central es claro y para nada remanido. Un grupo de astronautas se encuentra en una misión espacial, reparando el telescopio Hubble, cuando una lluvia de basura cósmica procedente de la desintegración de un satélite ruso los atrapa desprevenidos. Su nave queda deshecha y sólo sobreviven la Dra. Ryan Stone (Sandra Bullock), en su primera misión, y el experimentado astronauta Matt Kowalsky (George Clooney), vagando por el espacio, intentando alcanzar la Estación Espacial Internacional. En eso se resume el conflicto, y todo se centra en esta misión que sale mal y hay que enfrentarla como se pueda. No tenemos un alien a bordo de una nave que hace estragos en ella, sino solamente un par de astronautas tratando de salvar sus vidas, narrado prácticamente en tiempo real y con larguísimos planos-secuencias.

Es por ello que el filme aparece ante los ojos del espectador como minimalista: pocos actores, pocos decorados, pocos sonidos, pocas subtramas… Todo se apoya en la calidad audiovisual de los efectos especiales (soberbios en 3D) y en las actuaciones, muy especialmente la de Sandra Bullock, que se constituye como única protagonista. En un registro muy diferente a sus acostumbradas comedias disparatadas, la actriz se carga toda la película a sus espaldas y la lleva adelante, mostrándonos de su personaje las emociones, los miedos, las dudas, la alteración, el desconocimiento, la frustración, la entrega, la valentía… Bullock, muy bien dirigida, saca adelante un personaje que, tal vez, quede para la Historia del Cine, así como nunca ha perdido vigencia la Ripley de Sigourney Weaver en “Alien” (1979) a lo largo de las décadas.

Así como Tom Hanks se enfrentaba, él solo, a la salvaje naturaleza de una isla desierta en “Náufrago” (2000), y le hablaba a una pelota marca Wilson, a la que le había dibujado una cara para imprimirle personalidad y así darse fuerzas para salir adelante, la presencia de Kowalsky en “Gravedad” es indispensable. El papel de George Clooney, aunque breve, resulta primordial para el devenir del personaje de Bullock: Kowalsky es su “Wilson”, y se comporta como el salvador en los momentos de zozobra de la Dra. Ryan.

La escasa duración del filme (necesaria para este tipo de desarrollos argumentales minimalistas) permite disfrutarlo sin provocar tedio o fastidio ante cierta morosidad que se propone con el uso de una cámara que, prácticamente, no se despega de los personajes; sin dejar de mencionar que, en general, apenas podemos oírlos a través de sus intercomunicadores y apenas podemos verlos por lo aparatoso de sus trajes espaciales. Esto podría contribuir, como espectadores, a despegarnos de ellos y no sentir empatía por los mismos. No obstante, no sucede y, si bien no es un filme que busque la lágrima o el golpe bajo, coexiste, con el conflicto matriz, un conflicto íntimo del personaje de Bullock que cobra protagonismo en medio de la adversidad espacial. Y es en esa instancia donde la actriz va logrando una interpretación actoral que va in crescendo, emprendiendo con su personaje un tour de force inimaginado.

Fotografía y sonido se alzan como otro de los logros de Alfonso Cuarón, evidenciando la majestuosidad visual del espacio sideral y el minimalismo del sonido, acentuando la respiración agitada, los ruidos intergaláticos y la música en tonos graves.
La película no es una obra maestra y no tiene caso asociarla con la mítica y personal obra de Stanley Kubrick “2001: Odisea del espacio”; es, nada más y nada menos, que un entretenimiento audiovisual logrado, con la sorprendente presencia de una actriz que debería recorrer más a menudo este camino.