Gilda

Crítica de Felipe Quiroga - La Gaceta

Un maravilloso encuentro de estrellas

Lo que Gilda era capaz de transmitir desde el escenario, Natalia Oreiro lo contagia desde la pantalla. En este punto de la historia, a 20 años de la muerte de la heroína de la cumbia, dos estrellas se encontraron en el firmamento artístico para provocar un brillo absolutamente magnético. Por momentos, Gilda y Oreiro son las caras de la misma moneda en el filme de Lorena Muñoz. Cuando se plantea dónde termina una y empieza la otra estamos hablando del corazón de una película notable y celebratoria.

Desde que Oreiro se enamoró de todo lo que Gilda significa para la cultura popular pugnó por protagonizar esta película. No fue sencillo, pero el tiempo invertido le permitió investigar y descubrir numerosas facetas del personaje. La película le saca el jugo a ese buceo por la vida de Gilda y la expone en todos los planos. La Gilda pública y la privada conviven en una actuación formidable de Oreiro, cuyo impresionante crecimiento profesional -incluso canta los hits de Gilda- se refleja en su versatilidad.

Oreiro acapara las dos horas de película. Es un ejercicio extenuante, del que sale airosa. La cámara apenas la abandona cuando Muñoz usa flashbacks como pequeñas viñetas de la relación padre-hija (Ángela Torres como la joven Gilda junto al gran Daniel Melingo). El resto es la historia de la maestra jardinera cuyo encuentro con el arreglador “Toti” Giménez (Javier Drolas) es el inicio de su ascenso a la cumbre de la música tropical.

Emocionante, bien escrita y bien filmada, abrevando por momentos en cierto costumbrismo tan caro a nuestro cine, la película fluye al compás de las alegrías y los dolores de la estrella cuya muerte, tan prematura, no hizo más que agigantar su figura y dotarla de un aura de misticismo que Muñoz narra en algunos pasajes: la mujer que le pide a Gilda su bendición, los presos que le acercan estampitas para que las bese.

Al cine nacional le sobran personajes que piden a gritos una película. Bien hecho, como en este caos, el biopic es un género ineludible. Gilda, Oreiro, la música, el amor popular, son componentes irresistibles.