Gauguin: viaje a Tahiti

Crítica de Patricio Ferro - Loco x el Cine

Gauguin, viaje a Tahiti es una biopic sobre este famoso pintor postimpresionista francés, interpretado por Vincent Cassel, que narra su primer viaje a esta isla de la Polinesia en busca de inspiración.

Gauguin, viaje a Tahití es una película francesa que relata el primer viaje de Paul Gauguin, famoso pintor postimpresionista, a esa isla de la Polinesia. Protagonizada por Vincent Cassel, uno de los máximos referentes del cine francés actual, cuenta además de Tureï Adams como Tehura, su esposa y musa inspiradora. Quien dirige y forma parte del equipo de guionistas es Edouard Deluc, en su segunda oportunidad detrás de las cámaras después de Boda en Mendoza.

La historia, con un guion basado en el diario de viaje del pintor, empieza en Paris en el año 1891, cuando Paul Gauguin abandona su familia y viaja a Tahití en busca de inspiración. Allí se redescubre a sí mismo en el contacto permanente con la naturaleza. Comienza una etapa muy prolífica de su carrera artística y conoce a Tehura, una joven nativa con la que se casa, y que se convierte en modelo de muchas de sus obras. Pero los problemas como la falta de dinero o las enfermedades no tardan en aparecer, y para colmo de males su esposa empieza a ser cortejada por un joven.

Como queda demostrado en el argumento, Gauguin, viaje a Tahití vuelve a tratar el tema del choque de culturas, muy explotado por el cine. En este caso, al igual que el teniente Dumbar de Danza con lobos, Paul Gauguin se aleja de su gente para compartir el estilo de vida de los nativos.  Por eso Vincent Cassel es el actor ideal para interpretarlo, ya que siempre se destacan sus personajes apasionados que toman decisiones extremas. Y Tuheï Adams es un hallazgo, porque sabe combinar la inocencia de una joven criada en un ambiente silvestre con la seducción de una modelo artística.

 

Desde el punto de vista técnico, vale la pena destacar la belleza de los paisajes selváticos, que logra fotografiar Pierre Cottereau y nada tienen que envidiarle a John Toll, y su notable trabajo como fotógrafo de exteriores. A lo que hay que sumarle la música compuesta por Warren Ellis, que le aporta un tono épico muy necesario.

En conclusión, Gauguin, viaje a Tahití es una película que cumple con lo que promete: contar la historia de un viaje lleno de aventuras de un artista plástico que encuentra la inspiración en el contacto con la naturaleza. Y si bien no alcanza a ser una obra maestra, porque entre otras cosas su corta duración le juega en contra porque no permitirle desarrollar más algunos temas como la destrucción de su segundo matrimonio, le regala un momento agradable al espectador.