Gauguin: viaje a Tahiti

Crítica de Mariano Casas Di Nardo. - La Prensa

Cómo hacer de ningún conflicto una película inmensamente bella, es lo que habrá pensado el director Edouard Deluc ("Voyage, voyage") cuando leyó el guion del triunvirato francés compuesto por Thomas Lilti, Etienne Comar y Sarah Kaminsky. Por lo pronto, habrá pedido expresamente la participación de la estrella gala Vincent Cassel y así asegurarse un buen colchón artístico. A eso le sumó los escenarios naturales de las playas de Tahití y, con el aura de Paul Gauguin flotando en el aire, construyó una maravillosa cinta en la que no sucede mucho, pero que hipnotiza de principio a fin.

"Gauguin, viaje a Tahití" cuenta sobre un momento en la vida del pintor francés Paul Gauguin, que vacío y aturdido por todos los protocolos civiles de su París cotidiano, parte a Tahití a concretar todo ese caudal artístico que sentía estancado. Y es allí, en plena isla, entre la miseria, los pocos recursos y en el umbral de su enfermedad terminal, que logra uno de los momentos más lúcidos de su obra; que coincide, justamente, con el alejamiento de su pareja y madre de sus hijos, Mette, y su vínculo sentimental con Tehura, una mujercita regional quien fuera la musa de sus más reconocidas obras: "El espíritu de los muertos vela", "¿Qué, estás celosa?" y "La semilla de Areoi", todas del año 1892.

EL MEJOR
Vincent Cassel, el mejor actor francés de la actualidad -y, tal vez, uno de los mejores de las últimas décadas-, es quien lleva esta película a las esferas de la excelencia. Sus gestos, su mirada y su camaleónica estética le dan vida a un Gauguin desahuciado, que dentro de su barullo mental tiene buenos gestos. Tehura, su nuevo y prohibido amor, es cuerpo y rostro de la actriz Tuhe• Adams, quien actúa de manera fotográfica, un gran logro del director Deluc, quien propone su película como una biopic, aunque de biografía sólo tenga dos años en la cronología del reconocido pintor, quien murió a los 54 años, en la miseria y en absoluta soledad.

El guion en sí no es más que un breve párrafo de Wikipedia; sin embargo, el arte que le imprime su director hace de "Gauguin, viaje a Tahití" una película atrapante. Una trama que va del drama al romance, con dejos de documental ficcionado, en la que vamos descubriendo la génesis de importantes cuadros que hoy están valuados en millones de dólares.
Mención especial para su director de fotografía, Pierre Cottereau, quien genera de cada ángulo un paisaje único. Para disfrutar del cine en todo su esplendor.