Fragmentos rebelados

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Después de casi diez años de su proyección en el Bafici se estrena Fragmentos rebelados de David Blaustein, un documental que explora la vida del cineasta y militante desaparecido durante la dictadura Enrique Juárez y la época en que se descubre al cine como arma política.
“Primero la actitud militante. El cineasta viene después”, dice Gerardo Vallejo en uno de los muchos valiosos testimonios del documental de David Blaustein escrito por Gustavo Alonso. Así define a Enrique Juárez, una persona que ama el cine pero lo hace utilizándolo como herramienta política.

Su hermano Nemesio Juárez (La revolución es un sueño eterno) es el primero en tomar la palabra. En esa primera escena el también director narra sobre la última vez que lo vio y cuando ya no supo más de Enrique. Luego aparecen sus hijos, cada uno con recuerdos y experiencias diferentes, reunidos esta vez frente a latas de películas viejas que realizó su padre. En el medio, se intercalan imágenes de archivo y testimonios de amigos y gente que transitó ese tiempo tan especial de nuestro país, cómo se relacionaban con él y con el cine. Pero ante todo, la primera parte del film expone el retrato de una época, para luego ahondar mejor en el de la persona.

Ahí aparece Pino Solanas y su La hora de los hornos, una película que marcaría un punto de inflexión. El cine siempre fue político, pero a partir de aquella se toma conciencia más que nunca de la función que podía cumplir en una época de revolución.

Durante el film, además, se hace alusión a los rollos que se encuentran de sus películas y luego se verá parte de ese material. Cortos como La desconocida y Ya es tiempo de violencia. Sin embargo, ya más cerca del final aparece material aún más valioso quizás: el de una película que no se terminó de filmar donde actuaba un joven Mario Pasik (que también aparece dando su testimonio de aquella época y experiencia). Es muy interesante y fuerte el cierre que le imprimen a este documental con esas imágenes, también mérito del montaje de Juan Carlos Macías.

Además de los mencionados Vallejo y Solanas, aparecen testimonios de cineastas como Octavio Getino, Humberto Ríos, Luis César D´Angiolillo, José Martínez Suárez, quienes van aportando experiencias propias, no sólo aquellas relacionadas a su relación con Juárez sino a lo que fue vivir en esa era.