Foto Estudio Luisita

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

En 2017 fue Las cinéphilas. En 2018, el crowd-pleaser del BAFICI resultó Foto Estudio Luisita, a partir de una celebración nostálgica de una era que ha llegado a su fin, pero merece este y otros homenajes.

Las hermanas Graciela, Rosa y Luisa Escarria llegaron en 1958 desde su Colombia natal y fue Luisita quien se hizo cargo del estudio fotográfico que le legó su madre. Casi sin elementos ni preparación, comenzó a trabajar para las estrellas del Teatro Maipo y pronto demostró un ojo único, un talento descomunal para captar el gesto perfecto, el detalle adecuado.

Las luces de las bambalinas contrastaron siempre con su humildad, su timidez, su bajísimo perfil, pero fue la preferida de las estrellas del cine, de las vedettes, de los músicos populares. Acercarse a su archivo (el desenlace es una muestra de sus mejores fotos curada por la codirectora del film, Sol Miraglia) es sumergirse en un época mágica con epicentro en la calle Lavalle y la avenida Corrientes.

En el mismo departamento donde funcionó el Foto Estudio Luisita y donde viven desde hace cinco décadas hoy las tres octogenarias comparten -siempre rodeadas por sus perros- recuerdos y anécdotas, mientras admiten que la tecnología (los tiempos del Photoshop) terminó con sus prácticas artesanales, que incluían creativos fotomontajes. También son simpáticos los momentos en que reciben a leyendas como Amelita Vargas o se cruzan con el las Pons, con Moria Casán o Gogó Rojo, algunas de las muchas estrellas que posaron para la cámara de Luisita.

Agobiada por los años y la presencia de la cámara, Luisita repasa algunos momentos y le transmite a Miraglia (quien aparece mucho en pantalla) el constante agradecimiento por estos tiempos de reconocimientos a su labor artística por parte de las nuevas generaciones. El film -prolijo y sencillo en su forma- parece sintonizar con la esencia de las imágenes que supo conseguir la protagonista. Sin artilugios narrativos, los directores se acercan con respeto, cariño y admiración a la obra de una mujer que retrató como nadie el mundo del espectáculo porteño.