Foto Estudio Luisita

Crítica de Ayelén Turzi - Ayi Turzi

Todos hemos visto el logotipo de  “foto estudio Luisita” alguna vez, en algún lugar. Pero quizás no
nos preguntamos qué es, quién es Luisita, quiénes habían pasado por ese foto estudio o qué es un
foto estudio, término actualmente en desuso. Por suerte llegaron Sol Miraglia y Hugo Manso a
rescatar esta historia.
La secuencia inicial, musicalizada, nos sumerge en la época de oro de Avenida Corrientes: vedettes,
capocómicos y teatro de revistas en su máximo esplendor, con coloridas marquesinas luminosas
saturando la calle que nunca duerme. De modo abrupto, nos trasladan al presente. Los centros de
entretenimiento devenidos en farmacias e iglesias, acompañados del sonido ambiente, nos dan una
sensación de vacío contundente. De la vía pública pasamos al interior de un departamento donde
conviven tres hermanas. Desbordado de cosas, con las paredes del living tapizados con retratos de
los artistas populares más reconocidos en las décadas del 70 y 80. En ese departamento “de
abuela” viven las tres hermanas Escarria: Luisa, Chela y Rosita.
Luisa, más conocida como Luisita, fue quien se encargó de fotografiar a los artistas que desfilaban
por los teatros Tabaris, Maipo y Nacional en las décadas del 70 al 90, ayudada por su hermana
Chela, quien iluminaba, revelaba los negativos en el living de la casa en las noches, y los coloreaba
a mano. Llegaron con su madre a Buenos Aires en 1958, exiliadas desde Colombia. Sus padres
eran fotógrafos y sacó su primer foto por casualidad. También, por casualidad, fotografió a Amelita
Vargas (de quien sigue siendo amiga en la actualidad), quien la sugirió a Marrone para fotografiar a
los artistas de su compañía y estableció los cimientos de su carrera. Lo que no fue casual, de
ninguna manera, es el talento y la sensibilidad con que los retrataba.
Sol Miraglia cuenta que conoció a Luisita cuando estudiaba fotografía y desde ahí se hicieron
inseparables. El documental nos muestra a las hermanas en su vida cotidiana, con testimonios
sobre cómo era trabajar en el rubro en esa época (siendo mujeres y además extranjeras), anécdotas
sobre los famosos que han trabajado con ellas y reflexiones sobre el avance de la tecnología.
Con la planificación y ejecución de una muestra que se realizó en el Teatro San Martín en que Sol
rescató parte de la obra de Luisita y con el enorme trabajo de clasificación del archivo de más de
25.000 negativos como hilos conductores, el documental propone un retrato intimista y cercano de
una mujer que tuvo que vencer a su propia timidez para ponerse en frente de figuras avasallantes y
aguardar el momento indicado para retratar lo mejor de cada uno.
Ameno, muy interesante y lleno de ternura, Foto estudio Luisita es un ejercicio de memoria
necesario, sobre todo en este contexto de empoderamiento femenino. Las hermanas Escarria tienen
una historia que era menester reivindicar, en la cual fueron protagonistas por mérito propio, sin
depender de ningún hombre. Y el rescate de ese archivo, un registro intuitivo con el foco puesto en
la cultura popular, es de un valor cultural incalculable. Albricias por el revelado.