Fiesta Nibiru

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Not Going

Hay un evento que nadie que se precie de joven y moderno se debe perder, aunque no tenga ganas reales de ir. Por eso, con muchas vueltas, Galaxia y Pity se atreven a decir en voz alta que prefieren quedarse en casa antes que ir a la dichosa Fiesta Nibiru con todos sus amigos.

Tampoco se van a librar tan fácil, porque algunos de ellos van a visitarlos en la previa para beber y drogarse, cada cual con sus propios intereses en mente; y ninguno altruista. El cambio de planes hasta parece ser ventajoso para Pity, quien recibió dinero y una cámara de VHS de manos de un extraño a cambio de registrar lo que hagan sus amigos esa noche específica, lo que en sus ansias de fama se dispone a hacer sin cuestionar demasiado y sin sospechar que algo muy extraño está programado para suceder en ese edificio esa noche.

Pasa por legalizar

El estilo y la lógica de Fiesta Nibiruno es nada raro entre el cine de muy bajo presupuesto local, aunque esta producción uruguaya muestra un nivel de realización mucho más desarrollado que el promedio de nuestros equivalentes, que si llegan a una pantalla grande suele ser en eventos como el BARS y casi nunca como estreno comercial.

Narrativamente es bastante caótica y parece un encastre de pequeñas historias sueltas destinadas a desarrollar personajes más que una trama específica, pero eventualmente van tejiendo un sentido común a todas. Cada personaje de Fiesta Nibiru tiene su costado despreciable y no se supone que nos caiga bien ninguno de ellos, salvo quizá la inocente Galaxia, cuyo peor pecado pareciera ser vivir una vida extremadamente cómoda y superficial. Sin embargo, desde que era niña guarda un secreto en su placard que cuando finalmente emerja va a cambiar todo.

La trama es tan simple y directa que no se puede decir mucho más que eso sin revelar demasiado, porque el resto se va construyendo sobre pequeños fragmentos alimentados a humor que alterna entre absurdo, negro y stoner sin miedo a incomodar cruzando algunas líneas polémicas. Puede saltar de una tierna despedida a las más soeces promesas sexuales, que más bien podrían calificarse como amenazas, antes de rematar con escenas de terror y gore ridículo que hacen difícil de encuadrar a Fiesta Nibiru como otra cosa que comedia absurda, un título peligroso que más de una vez se mal utiliza para intentar defender algo sin sentido.

Mucho de lo que sucede puede leerse como una fuerte crítica a la superficialidad de una generación que está al mismo tiempo hiperconectada y aislada dentro de burbujas de egoísmo, alejada de los valores new age cósmicos de los que Galaxia está a punto de convertirse en avatar, aunque ninguno de sus amigos está siquiera cerca de poder realmente entenderla.

En ese cruce hay algo en la estética que parece retrofuturista, cruzando objetos y vestuarios modernos con algo de estética retro, coherentes con  el discurso new age que despierta en Galaxia, con el amor como arma para salvar al mundo, sea lo que sea que signifique para ella.