Esclavo de Dios

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Circulo mortal"

Contar una buena historia en el cine no es fácil. Hacer reflexionar con ella, es mucho más difícil aún.

Por eso quiero destacar el trabajo del venezolano Joel Novoa en su opera prima, ya que hizo un esfuerzo muy grande no solo por tratar de cumplir los dos aspectos anteriormente mencionados sino también por intentar hacerlo a través de un relato basado en hechos reales que, todavía, no escapan de generar polémica en nuestro país.
La historia de “Esclavo de Dios” está situada en el difícil contexto social que vivió Argentina antes, durante y después del atentado contra la AMIA, ocurrido en 1994, el cual dejó como saldo 85 víctimas fatales y que, hasta el día de hoy, todavía sigue siendo un hecho impune frente los ojos de la justicia de los países involucrados.

Moviéndose de lleno en el plano ficticio, Novoa nos cuenta un muy buen thriller policial que sigue los pasos de Ahmed (Mohammed Alkhaldi), un terrorista islámico que está involucrado en la célula que llevó adelante el ataque a la AMIA, y de David (Vando Villamil), un agente del Mossad que busca desesperadamente a los responsables de dicho acto para evitar también la organización de otras acciones similares.

Con un ritmo que va incrementando a medida que avanzan los hechos, “Esclavo de Dios” es una gran propuesta que logra reunir todos los requisitos necesarios para erigirse como el interesante thriller policial que es, lo cual no es poca cosa, ya que no estamos habituados a ver esta clase de producciones dentro del cine nacional.

La producción cuidada del film (el cual se filmó en España, Venezuela, Argentina y Uruguay) que incluye una correcta recreación de esos años (algo que no es fácil ni barato), escenas de acción muy bien logradas y una edición que te sumerge de lleno en su intrigante trama, es un aspecto clave ya que te mantiene enganchado de principio a fin como espectador.

Párrafo aparte para la musicalización de parte del gran Emilio Kauderer (“El secreto de sus ojos”, “Metegol”) que aporta la dosis clave de suspenso necesaria en esta clase de películas.

Sin embargo, repito, quiero remarcar que “Esclavo de Dios” lejos de ser un producto que busca ser polémico, o meramente abocado al entretenimiento, intenta hacernos reflexionar sobre las consecuencias de tomar posiciones extremas en base a ideologías, religiones u otros aspectos que construyen la vida social.

La escena de apertura y el cierre de este film logran crear un ejemplo correcto que te deja reflexionando sobre el denominado “circulo mortal”, tema del que suele hablarse constantemente en películas y otros medios.

La búsqueda de venganza, la violencia y sobre todo el rencor son casi siempre el puntapié inicial histórico de los conflictos más graves y dramáticos que los seres humanos han tenido que soportar.

Reflexionar sobre eso a través de una película se agradece, por eso “Esclavo de Dios” es una muy buena propuesta para aprovechar en la cartelera local.