Enamorado de mi mujer

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Uno de los actores franceses más prestigiosos de la actalidad (Daniel Auteuil) tiene cierta inquietud por ampliar sus horizontes profesionales y cada tanto, le gusta dirigir. En esta oportunidad, nos presenta una versión remozada de una obra de teatro escrita por Florian Zeller, 'L'envers du décor', éxito francés que se expande por el mundo. Incluso, cuenta con una recreación porteña que se exhibe en el Paseo La Plaza, llamada "Sin filtro".
Auteuil ya había dirigido esta obra en París y sintió que le podía sumar algo de perspectiva en una versión cinematográfica.
"Enamorado..:" explora el mundo de la fantasía masculina, con la clara intención de mostrar el desenfreno del deseo del hombre mayor, hacia las mujeres jóvenes y hermosas. El síndrome ya conocido como "viejo verde", aunque aquí más racionalizado y elegante, acorde a una producción europea, de estas que están de moda últimamente donde burgueses se reunen a comer y se producen situaciones fuera de lo común, que impulsan cambios (o no) en sus vidas.
Ya ese hecho, era (reconozco) un escollo para el análisis. ¿Qué tanto pueden aportar este tipo de adaptaciones excepto llegar más lejos (desde lo físico, para geografías que aún no tienen la obra en cartel), prescindiendo del dispositivo teatral?¿Qué tan significativo es su aporte si se respeta tanto los lineamientos del marco en el que fue creado?
El desafío era entonces mostrar el mundo de los deseos del protagonista, para enriquecer la llegada del mensaje, claramente.
Pero vamos a la trama. Todo comienza cuando Daniel (el protagonista comparte nombre con el director) hombre casado y común, se encuentra accidentalmente, con un viejo amigo, Patrick (Gerard Depardieu), a quien invita a comer para ponerse al día y pasar un momento agradable. Nada que anticipe algo demasiado disruptivo.
Pero lo que a Daniel sorprenderá es el calibre de la mujer que vendrá con su compañero. Patrick estrena su condición de separado con una joven mucho menor que él, Emma (Adriana Ugarte, debutando en el cine francés), tremenda explosión de belleza y juventud. Para peor, él viene de abandonar a su ex, gran amiga de la mujer del anfitrión. Desde ya, podría pensarse que si no se conservan las formas, ciertas chispas podrían generar discusiones en la mesa.
Me inclino a pensar que lo interesante de la obra, se juega de la mitad hacia el clímax, donde dejamos de lado un poco la cuestión liviana de la atracción física y se ponen en perspectiva conflictos de pareja atravesando una madurez compleja.
Quizás lo que Auteuil claramente intenta, dos cosas, promover un debate sobre la fantasía masculina, en el marco de una edad que genera crisis en la mayoría de las parejas establecidas y presentar debate sobre el destino de la pareja cuando ya el reloj nos comienza a correr sin pausa ni prisa.
También es cierto que algunas ideas que giran en silencio (el hecho de seducir mujeres jóvenes podría implicar una forma de retrasar el inevitable envejecimiento físico que nos acerca a la muerte) provocan cierta tensión en la mesa, que con el correr de los minutos muta en un drama moral, cuando su mujer expone lo incómodo de su situación (ante la presencia de Emma) y abre el debate sobre los problemas maritales de una unión que a priori, parecía ser equilibrada y segura.
Pero no lo era tanto.
El guión sigue los pasos teatrales (aunque hay algunas sorpresas con respecto a la versión que conocimos aquí) y dibuja bastante escenarios alternativos a la realidad que se vive en la cena. Ugarte luce encantadora y atrapa todas las miradas, como debe ser en este tipo de films. No podemos decir lo mismo de Depardieu que sólo aporta oficio y poco más.
La revelación es el carisma que destila Sandrine Kiberlain como Isabelle (la esposa de Daniel), de lo mejor de la cinta. Lo que al principio parece una comedia desopilante, va cambiando de registro e instala un universo distinto, áspero y más reflexivo. Nostálgico.
Me inclino a decir que es una película muy teatral, y el desafío era que el formato cine le permitiera al espectador promedio conocer la propuesta del autor. Auteuil enriquece visualmente la historia, aunque la cuestión de fondo sigue siendo idéntica.
"Enamorado de mi mujer" dispara un tema álgido para ciertas parejas pero válido si el debate es lo tuyo. Transita por carriles habituales, y se deja ver sin mayores complicaciones.
Creo, sin embargo, que la cercanía del director por el material, impidió que la película desafíe el orden teatral que traía. Ese ropaje costoso era el que había que desarmar, a la hora de llevarlo a la pantalla grande. No sucedió.
Me incilino por definirla como una cinta discreta y ambigua. Puede funcionar si el elegante cine burgués francés te va.